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“Cuando me desperté y vi a mis padres les dije que no volvería a andar.

Ellos me decían que sí, pero yo lo sabía, no notaba las piernas”. Cristina Sales lo vio claro desde el primer momento. El pasado mes de marzo sufrió una lesión medular y desde entonces tiene entre ceja y ceja un único objetivo: recuperarse de la mejor manera posible o, como ella dice, “darle gas a la vida y a por todas”.

Cada día pasa seis horas en el Institut Guttmann de Barcelona, una clínica especializada en la rehabilitación integral de las personas con lesión medular, entre otras afectaciones. Ahí lleva a cabo todo tipo de ejercicios con el objetivo de ganar autonomía. Su discurso está cargado de optimismo. “No hay día que no mejore en algo, no me siento estancada. Sé que puedo llegar a muchísimo más. Pienso en lo que puedo hacer y a partir de ahí esforzarme en conseguirlo”.

Uno de sus grandes objetivos es volver a conducir. Las personas que sufren una lesión medular como la de Cristina deben volver a pasar por la autoescuela. La joven no lo pone en duda: “Yo desde el minuto uno dije que me quería sacar el carnet de conducir. Para mí la conducción significa libertad, no quiero renunciar a ello”.

Pero antes, hay un trabajo previo fundamental, lo que los expertos llaman transferencia: ¿cómo entrar y salir del coche? ¿cómo guardar la silla dentro del vehículo? En el Institut Guttmann trabajan este aspecto a diario. Para ello cuentan con un SEAT León cedido por la compañía automovilística y la ayuda de un terapeuta que les va guiando.

En primer lugar hay que introducir las piernas a la hora de entrar, luego viene el resto del cuerpo. Es uno de los momentos más difíciles de la transferencia. “Debe hacerse con uno o dos gestos y de manera segura, sin dudar. Lo peor que puede pasar es caer mientras se está intentando entrar o salir”, explica Salvador Hidalgo, terapeuta del Institut Guttmann. Una vez dentro, es el turno de la silla. “Agárrala por la barra, cuanto más abajo mejor, y luego apóyala en la puerta”, le dice a Cristina mientras practica. A partir de aquí, hay que ir desmontándola e introduciéndola en el habitáculo poco a poco. Es un esfuerzo enorme. “Técnica, fuerza y una buena actitud es lo más importante”, enfatiza Hidalgo.

Después de meses ingresada, Cristina ya puede volver a casa. Todavía le quedan semanas de recuperación por delante, pero su mirada al futuro está impregnada de vitalidad. Y en eso, su familia es fundamental. “A mí nadie de mi entorno me ha hecho sentir que tengo una lesión. Me dicen, sigues siendo tú, Cris, estás sentada, pero eres tú”.