Hace justo un año, por estas fechas, probamos el Audi A4 dotado del 2.0 TDI de 143cv. Asociado al cambio automático Multitronic. Podéis leer la crónica desde aquí, pero permitirme que compare brevemente el Audi A4 dotado del 2.0 TDI de 143cv y el que es objeto de esta prueba. Ambos, no solo estéticamente son idénticos. En ambas unidades nos encontramos con que el kit S-line está presente, tanto el externo como el interno. Esto es importante, porque no sólo dota al vehículo de una imagen más deportiva que, la verdad, al Audi A4 le sienta de fábula. El kit S-line incorpora una suspensión más enérgica y de menor recorrido, otorgando un excelente paso por curva y, por qué no decirlo, nos deja disfrutar en tramos revirados. Las llantas de la unidad probada, aparte de bonitas y vistosas, con forma de turbina. E idénticas a las que usan algunas versiones RS de Audi, no solo estéticamente son útiles. Sus 19” pulgadas permiten que este Audi A4 lleve un calzado de 255/35/19”. A todas luces es desmesurado para un vehículo de este tipo y con una potencia de 150cv. Ahora bien, en zonas reviradas es sin duda una ayuda indispensable, mayor anchura en seco es igual a mejor paso por curva. Pero ojo, que no siempre es así. Sobre todo en lluvia. A mayor anchura del neumático más difícil será evacuar el agua de la calzada. Con estos neumáticos y la suspensión deportiva del kit S-line, el Audi A4 cede parte de su confort a la deportividad. La unidad probada se mostraba con una suspensión dura que en ciudad sin ser seca si se dejaba notar. En carretera es una delicia una suspensión así, enérgica y confortable. Si comparamos el 2.0 TDI de 143 que antes montaba el A4 y el nuevo de 150cv, las diferencias sólo residen en el pequeño aumento de potencia. Que apenas se ve reflejado en las prestaciones. Los consumos, por su parte, son igual de buenos. E incluso y según las circunstancias mejores.
