Peugeot RCZ R (43)

La última vez que nos pusimos al volante de un Peugeot RCZ se trataba de su versión diésel 2.0 HDI de 163cv.

Motor solvente en cuanto a potencia y con unos bajos e interesantes consumos.

Ahora y cerrando el círculo, es el turno de la versión más potente del RCZ de Peugeot, hablamos sin duda de su versión R by Peugeot Sport.

Dicha versión monta el 1.6 THP con una potencia especifica de 271cv, casi 300cv extraídos del 1.6 THP. La verdad es que nos pueden parecer muchos, pero no es para nada descabellado viendo otros motores como el 2.0 Turbo AMG de Mercedes con más de 360cv.

El RCZ R de Peugeot no sólo es un motor muy potente. Peugeot Sport ha trabajado duro en todos los aspectos del RCZ, desde su bastidor, amortiguación a los frenos y llantas. Siendo estas más ligeras.

También cuenta con un autoblocante de tipo Torsen para poder digerir el eje delantero los embustes del 1.6 THP “vitaminado”.

Externamente el RCZ R no pasa desapercibido, con su caracterización llama bastante la atención. Y para los ojos más avezados sabrán que se trata de la versión más potente del deportivo de la marca del león.

Sus grandes discos de frenos y unas pinzas enormes que los abrazan le delatan. Amén de las salidas de escape bien generosas que profesan un sonido grave y bonito conforme se sube de vueltas el motor.

Solo la parte trasera puede ser confundida con la nueva versión GT-Line del RCZ por su parecido y semejanza.

Interiormente, cuenta con baquet de corte deportivo, cómodos y que sujetan muy bien el cuerpo en zonas reviradas. Y os aseguro que falta hace con el altísimo paso por curva que tiene el RCZ R.

Pocos cambios al margen de unos asientos específicos encontraremos en el interior. Costuras en rojo por el salpicadero y volante y poco más. La verdad es que poco más hace falta. Ya sabemos que es un RCZ R gracias a la placa que lo identifica situada al lado de la palanca del freno de mano.

El 1.6 THP en el RCZ R ha sido exprimido al máximo, dando una potencia máxima de 271cv a 6000 revoluciones. La verdad es que a la hora de conducirlo uno espera que las respuesta del motor sea muy contundente tratándose de una mecánica “pequeña” con sobrealimentación para sacar esa potencia.

Y, a la hora de exigirle la máxima aceleración al motor nos topamos con que en bajas vueltas se muestra muy torpe, con “lag” hasta que el turbo carga, que es el momento en que los 271cv hacen acto de presencia y nos pegan con virulencia al asiento.

En parte es lógico el funcionamiento de este motor, es todo turbo. Dada su baja cilindrada y su alta potencia, el turbo de un tamaño generoso tarda en cargar para luego proporcionar un alto soplido y conseguir los 271cv de potencia.

Si bien una vez acostumbrados no es para nada problemático o pesado. Con saber dónde está la potencia es suficiente. Y esta se encuentra en medios y altos del tacómetro.