Skoda Yeti Outdoor 2.0 TDI 110cv 4x4 Elegance (7)

Empezamos este nuevo año 2015 con la prueba del renovado Skoda Yeti, que ha sufrido hace poco un lavado de cara. Adaptándolo a la actual imagen de la marca.

Si bien el lavado de cara era necesario, a nuestro parecer le ha quitado al Yeti su señal de identidad, ahora es un todo camino más del mercado.

Su aspecto exterior ha pasado a ser más serio y soso, con grupos ópticos tanto delanteros como traseros de nueva factura. También con nuevos paragolpes dependiendo si se trata de la versión Outdoor o no. Como la unidad aquí probada.

La gama de motores para este nuevo Yeti es muy extensa, tanto en gasolina como diésel. Teniendo la posibilidad de escoger la potencia que más se ajuste a nuestras necesidades. Nuestra unidad monta el 2.0 TDI en su potencia más baja, 110cv.

Quizás nos preguntemos porque en el mismo modelo cohabitan dos mecánicas diésel de potencia tan semejante como son el 1.6 TDI de 105 y este 2.0 TDI de 110cv. ¿No sería lo más normal dejar el 1.6 TDI de 105cv para ambos casos? Pues bien, puede tener su explicación o así lo vemos nosotros después de probar durante una semana el Yeti con 2.0 TDI de 110cv.

El 1.6 TDI para la actual gama y así lo fue en la anterior va asociado a la versión Greenline, es decir, para las versiones menos contaminantes y ahorrativas de carburante de Skoda. Probamos hace ya un tiempo el anterior Yeti con esta mecánica y nos pareció acertado en cuanto a consumos y con una potencia justa pero correcta. Se trataba de una unidad con tracción delantera, el Greenline no puede llevar tracción 4×4.

El 1.6 TDI de 105cv se mostró capaz de mover el peso en vacío del Yeti. Había que pisar con decisión si queríamos emprender un adelantamiento o sacar a relucir la máxima aceleración del propulsor. En la parte baja del tacómetro el 1.6 TDI se muestra lento en reacciones y con poca chispa. Es, superando las 2000 revoluciones cuando despierta de ese letargo momentáneo y empieza a empujar con decisión. Esto añadido a que se trata de un todo camino con cierto peso lo convierte en ciertas circunstancias en incómodo.

El 2.0 TDI a pesar de tener tan sólo 5 cv más que el 1.6 TDI de 105cv tiene un comportamiento totalmente diferente. Es más agradable al uso, sobre todo en ciudad. Donde en esta ocasión la cilindrada manda, disfrutando de unos mejores bajos con una respuesta más viva y contundente. Dando lo mejor de sí a partir de las 1800 revoluciones para entregar la potencia máxima a las 4200 revoluciones. Eso sí, en cuanto a consumos el 1.6 TDI es capaz de conformarse con menos carburante que el 2.0 TDI. También hay que tener presente que el 2.0 TDI de 110cv lo hemos probado en una unidad que dispone de tracción 4×4, que siempre es un extra en el consumo, tanto por mayor peso como por mayor arrastre.