Chrysler se encuentra a las puertas de la bancarrota

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No hace mucho daba la impresión de que Chrysler, pese a ser la más pequeña de las tres grandes de Detroit, tenía posibilidades de salir adelante. Y entonces Wall Street se convirtió en una mascletá. Ahora la estrella de cinco puntas se encuentra a las puertas del Senado de Estados Unidos, con el sombrero en la mano y suplicando 7.000 millones de dólares de los 25.000 que prestará el gobierno de Estados Unidos para modernizar las líneas de la industria patria. Lo preocupante es que al ritmo actual parece que ese dinero no le llegaría para mucho; de hecho podría desaparecer en un abrir y cerrar de ojos.

La información la ha facilitado el propio Bob Nardelli en el senado de Estados Unidos, donde el jefe de Chrysler ha explicado que su empresa terminó el tercer trimestre del año con 6.100 millones de dólares en el banco. Aunque Chrysler es una empresa privada y no tiene por qué revelar sus cuentas, es público que en lo que llevamos de año ha consumido más de 5.000 millones de dólares, 3.000 de ellos solo durante el último trimestre. A este ritmo, Chrysler puede que se vea buscando debajo de los sillones antes incluso que General Motors.

Al senado le preocupa que los fabricantes se conviertan en un agujero negro financiero, pero al mismo tiempo, sus ejecutivos aseguran que una inyección de capital les ayudará a cambiar su (mala) fortuna. Mientras tanto, Nardelli se ha comprometido a aceptar un sueldo de un dólar anual si con ello consigue ablandar a Washington. Es una lástima que solo se acuda a estos gestos cuando el fracaso es inevitable y hace falta que venga papá estado para evitar el colapso.