El jefe de Rolls-Royce quiere un Phantom eléctrico

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¿Tiene sentido un Phantom eléctrico? Podría pensarse que un Rolls-Royce sin su colosal bloque V12 es una herejía, pero si te paras a pensar, está claro que los clientes de la marca no se compran uno para escuchar el ruido de su motor. Al contrario; lo que buscan es quietud. Porte, señorío, velocidad y todo el lujo de un castillo inglés comprimido en 5,8 x 1,9 metros son los auténticos atributos de la marca, así que antes de llevarte las manos a la cabeza, piensa en ello.

Tom Purves, el nuevo consejero delegado de la firma, pudo probar recientemente el MINI E, y tras bajarse del coche se le encendió la bombillita sobre la cabeza: ¿para qué molestarse en reducir las emisiones con complejos sistemas cuando podrían vender un modelo totalmente limpio?

Según Purves, que calificó al E de «silencioso, rápido y fantásticamente divertido», la mayoría de los clientes de Rolls utilizan sus Phantom principalmente para cortos desplazamientos, por lo que una versión eléctrica sería ideal. No hablemos ya de los beneficios prestacionales proporcionados por una silenciosa mecánica capaz de entregar todo el par motor desde el primer segundo, o de la ventaja evidente de no tener unos fieles obsesionados con el precio de sus coches.

Por el momento la cosa no pasa de un comentario y mucha especulación, pero suena tan plausible como interesante.