La UE retrasa hasta 2015 la nueva norma sobre CO2

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El objetivo fijado por la UE consiste en que será en 2015 cuando el límite emisión de 130 gramos de CO2 será obligatorio para el 100% de la gama de vehículos de un fabricante. Además, también se dará una mayor flexibilidad en las multas a los fabricantes que lo rebasen.

La Presidencia francesa y el Parlamento Europeo han alcanzado un principio de acuerdo para retrasar de 2012 a 2015 la plena entrada en vigor del recorte obligatorio de emisiones de CO2 de los coches. De esta forma, los fabricantes tendrán tres años más para adaptarse al nuevo límite de 130 gramos de CO2 por kilómetro, en contra de lo que pretendía desde el principio la Comisión Europea.

Ahora, el compromiso tiene que ser ratificado tanto por los Veintisiete -que ya llegaron a un acuerdo en este sentido a principios de noviembre- como por el Parlamento.

El objetivo fijado se introducirá de forma gradual. Así, en 2012 los fabricantes sólo deberán cumplir el límite de 130 gramos en el 65% de su flota; en 2013, en el 75%; en 2014, en el 80%; y sólo a partir de 2015 el límite será obligatorio para el 100% de su gama de vehículos. En cualquier caso, a partir de 2020, los fabricantes se tienen que comprometer a reducir el límite de emisiones hasta los 95 gramos por kilómetro.

El compromiso final prevé además una mayor flexibilidad en las multas que se aplicarán a los fabricantes cuando rebasen el tope. Estas sanciones se aplicarán también progresivamente. Para calcular la multa, primero se cuantificarán los gramos de CO2 en los que el coche medio de cada fabricante excede el límite y el dato, se multiplicará por los vehículos que vende el fabricante.

Entre 2012 y 2018, los constructores tendrán que pagar cinco euros por el primer gramo de CO2 de exceso, 15 por el segundo, 25 por el tercero y 95 por el cuarto gramo y los siguientes. Estas multas son inferiores a las propuestas por Bruselas, que defendía que las sanciones fueran de 95 euros en cualquier caso y que ahora, sólo ocurrirá desde 2018.

El grupo socialista en la Eurocámara aseguró que el acuerdo es «muy satisfactorio», mientras que los populares consideran que incentivará a los productores a «optar por lo verde sin expulsarlos del mercado». Para la patronal europea de los fabricantes (Acea), es una «buena noticia y un enorme reto, aunque no se da la flexibilidad necesaria en tiempos de crisis». Finalmente, los ecologistas creen que el proyecto ha quedado vacío de contenido.