Los sistemas antimulta ayudan a una conducción segura y relajada

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BMW y Opel ya comienzan a incorporar en algunos de sus coches un sistema de reconocimiento de señales que informa al conductor en cada momento de las señales y límites de velocidad.

Olvidarse de todo y centrarse en el puro placer de la conducción, preocuparse tan sólo por llegar a destino. Esto es lo que prometen a corto plazo los nuevos sistemas de reconocimiento de señales, como los que ya comienzan a montar en sus vehículos las marcas alemanas BMW, con la Serie 7, y Opel, con el nuevo Insignia.

Una senda que en breve seguirán el resto de los fabricantes de vehículos. Porque a no mucho tardar este dispositivo se convertirá en el perfecto sistema antimultas.

La cámara situada en la base del espejo retrovisor interior es capaz de ver y de leer las señales de tráfico y de informar en todo momento al conductor de cuál es el límite de velocidad vigente en el tramo por el que está circulando.

Lo pueden hacer mostrando la información en la pantalla digital del propio cuadro de instrumentos o, incluso, proyectándolo en el parabrisas, igual que en los aviones de combate modernos, de forma que el automovilista pueda ver la información sin tener que apartar la vista de la carretera.

Dicho así, podría parecer que se trata tan sólo de otro de esos gadgets que de vez en cuando aparecen en los vehículos, para caer en el olvido de forma casi inmediata. Sin embargo, parece que en esta ocasión no va a ser así.

De hecho, los técnicos de las compañías alemanas Bosch, Continental y Hella, que han desarrollado dispositivos de este tipo, aseguran que el sistema tiene un gran potencial. En concreto, la aplicación más inmediata puede ser la de convertirse en un sofisticado sistema antimultas.

Un gran potencial

Para ello sólo es necesario que el vehículo cuente con el mencionado lector de señales de tráfico y un control automático de velocidad -a veces llamado control de crucero-, como el que ya montan de serie mucho vehículos. Entre otros, toda la gama Renault.

Lo que el conductor debe hacer es emprender el viaje y una vez alcanzada la velocidad de crucero, activar el limitador de velocidad. A partir de ese momento, el lector vigilará todas las señales de tráfico y adaptará de forma automática la velocidad del automóvil a la máxima permitida en cada caso.

De esta manera, desaparece la posibilidad de despistarse a la salida de una autovía o de entrar inadvertidamente a velocidad de viaje en una travesía como las que aún abundan a lo largo de nuestras carreteras. Además, en cuanto desaparece el límite, el vehículo vuelve a la velocidad inicialmente fijada.