Renault Mégane III

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El nuevo Mégane rompe con el anterior estilo del compacto francés. Sigue los pasos del Laguna y se convierte en el nuevo estilo a seguir para futuros lanzamientos de Renault. Seguridad, estética, emisiones y placer de conducción son los puntos que más se han mejorado.

Dinamismo y robustez son los adjetivos que nos vienen a la cabeza al ver los rasgos de la tercera generación del Renault Mégane, que cambia profundamente su estética y adopta una parte frontal inspirada en el Laguna. Se trata de un diseño menos arriesgado que el del Mégane precedente, pero pensado para que guste a un mayor número de gente. Bajo los suaves trazos de la versión de cinco puertas se esconde también un ligero aumento de tamaño, sobre todo en longitud (8,5 cm más largo), que repercute de manera notable en un amplísimo maletero (70 dm3 mayor), precisamente uno de los puntos débiles del anterior Mégane.

La carrocería de cinco puertas va a ser la primera en salir al mercado, en noviembre, pero la gama de modelos será tan numerosa o más que la actual. Durante el primer trimestre de 2009 hará su aparición el Mégane Coupé, del que recientemente publicamos las primeras fotografías no oficiales. Se presentará al público en el Salón de París.

Se ha trabajado mucho en aspectos como el placer de conducción, la seguridad y las emisiones. La plataforma es la misma, sin embargo se han evolucionado profundamente varios apartados relativos a las suspensiones, a la dirección e incluso al peso. Por ejemplo, el eje torsional trasero es una evolución del anterior, ahora es de perfil cerrado en vez de abierto y con la barra estabilizadora alojada en su interior.

En cuanto al tren delantero, el subchasis es de cuatro anclajes y más rígido, de modo que la geometría tipo McPherson pueda realizar mejor su cometido. También se ha incrementado la anchura de vías. En cuanto a la dirección, sigue siendo de asistencia eléctrica pero, según asegura Renault, su tacto resulta más natural que en la criticada edición anterior.

En lo que a seguridad se refiere, el nuevo Renault Mégane incorpora mejoras en la protección de los ocupantes, sobre todo frente a impactos laterales, así como 8 airbags y dobles pretensores para los cinturones. La carrocería es más rígida, gracias en parte al empleo de la soldadura láser para unir el techo con los paneles laterales.

Respecto a las emisiones de CO2, la gama estará comprendida entre 118 y 178 gr/km. La potencia de los Diesel se sitúa entre los 85 CV del 1.5 dCi y los 160 CV del 2.0 dCi, y la mitad de ellos están por debajo de 120 gr/km. En gasolina el abanico de potencia va desde un 1.6 de 100 CV hasta los 180 CV del 2.0 turbo, derivado del que emplea el Laguna GT. La novedad más importante es la llegada del inédito propulsor de gasolina 1.4 TCE, sobrealimentado por turbocompresor y con un rendimiento de 130 CV. Muy compacto y realizado en aluminio, se fabricará en la Factoría de Motores de Renault en Valladolid. Sus emisiones de CO2 son de 156 gr/km.

En el interior se ha prestado especial atención al aspecto de los materiales, así como a su tacto. El salpicadero es de líneas fluidas y en él se aprecian algunos elementos tomados casi sin modificar del Laguna, como es el caso de los mandos del climatizador y el navegador, del que se ofrecerán varios tipos con dos tamaños de pantalla. El cuadro de instrumentos combina un cuentavueltas analógico con un velocímetro e indicadores de combustible y temperatura del agua digitales.

El límite de vueltas del cuentarrevoluciones está pintado en amarillo, en lugar de rojo. Entre el equipamiento, además del ya conocido sistema “easy fuel” para el tapón de combustible, podrá haber freno de estacionamiento eléctrico o por palanca, sistema de apertura y arranque por tarjeta, doble techo solar, cambio automático CVT por variador continuo y, en un futuro, sistema start-stop. Según Renault, el nuevo Mégane supone un salto cualitativo comparable al que ha experimentado el Laguna en su última edición, por lo que no le costará volver a situarse en el grupo de cabeza del competido segmento compacto.

Asi es:

En el desarrollo del nuevo Renault Mégane nada se ha dejado al azar. Antes de que los primeros coches pisen los concesionarios, diversas unidades pre-serie y prototipos han tenido que superar duras pruebas para garantizar que podrán hacer frente a todo tipo de contratiempos en el mundo real. Son las llamadas pruebas de validación y muchas de ellas se llevan a cabo en el Centro Técnico de Aubevoye, cerca de París.

Se trata de unas impresionantes instalaciones en un recinto confidencial de 613 hectáreas, en el que destacan sus 40 km de pistas que simulan carreteras de todo tipo, desde autopistas, hasta de montaña, pasando por zonas urbanas con alcantarillas, baches y bordillos de diferente índole. Hay también zonas específicas para comprobar la resistencia del bastidor y de las suspensiones frente a adoquinados, frente al polvo y frente a la corrosión, para lo que hay túneles inundados de agua salada, o repletos de una mezcla de arena y talco.

Son muchos los kilómetros que el nuevo Renault Mégane ha tenido que recorrer por estas duras condiciones para verificar el buen sellado del tapón de combustible, el funcionamiento del climatizador, o las filtraciones de agua al vano motor. Como podrás ver en nuestra sección de vídeos, en Aubevoye se pone a prueba hasta lo impensable, incluso la resistencia de los componentes electrónicos ante agresiones electromagnéticas externas.

También cerca de París, en este caso en el Centro Técnico de Lardy, se llevan a cabo pruebas de choque. Para la tercera generación del Renault Mégane se han incorporado 8 airbags y se han mejorado los sistemas de retención, reposacabezas y respaldos, al mismo tiempo que se ha incrementado la resistencia contra impactos laterales. La soldadura láser empleada para la unión del techo con los paneles laterales mejora la rigidez. La marca pretende liderar los resultados en los test de Euro NCAP.

En cuanto a su fabricación, en la factoría española de Palencia se ha aprovechado la flexible línea de montaje del anterior modelo. Sin embargo, se han añadido nuevos robots, entre los que destaca la importancia de la nueva soldadura láser para el techo, un elemento que mejora la rigidez, la estanqueidad y la estética, pues permite prescindir de la moldura de plástico en este punto en favor de la limpieza de líneas.

También se emplea el láser para detectar imperfecciones geométricas, así como para dotar de “visión” a los robots encargados de montar las lunas delantera y trasera, que realizan su cometido sin rozar la carrocería. La capacidad a pleno rendimiento es de 1.350 automóviles al día, combinando durante algún tiempo el nuevo Mégane de cinco puertas con otras carrocerías del modelo actual.

Fuente: Autopista