Toyota se muestra partidaria de ayudar a Detroit

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Viendo la velocidad a la que se está desmoronando Detroit, más de uno pensaría que en Toyota deben estar frotándose las manos. Pero lejos de ir encargando el champán, el fabricante japonés ha hecho público su apoyo a los planes para esquivar la quiebra de Chrysler, Ford y General Motors. ¿Y cómo es eso?, te preguntarás. Bien: sólo hay que ver más allá de la certeza más inmediata.

Para empezar, los japoneses están preocupados, muy preocupados, con lo que podría suceder a sus proveedores si alguna de las tres grandes pasaran a mejor vida. La industria de la automoción es una con ciertos rasgos endogámicos si no directamente incestuosos, con multitud de compañías auxiliares haciendo trabajos para varios fabricantes al mismo tiempo. Y dada la coyuntura económica, bastaría que desapareciera una de las grandes para llevarse por delante a varios proveedores, dejando a Toyota desabastecida en el peor momento posible. Un colapso total, podría ser aún más desastroso.

Por otro lado, Toyota, Honda y Nissan han convertido a Estados Unidos en su mayor mercado, así que por la cuenta que les trae, les conviene que el país supere este mal trago lo antes posible. Y eso significa, que ninguna de ellas quiere encontrarse con varios millones de parados atascando las arterias de una economía que en estos momentos no se encuentra para muchas bromas. Este es el segundo gran motivo por el que Toyota ha hecho público su apoyo a las ayudas para salvar a Detroit. Citando las palabras de uno de sus representantes: «Tan solo queremos una industria fuerte, competitiva y saludable».

Tampoco es que todos tengan algo que perder. La desaparición de los fabricantes autóctonos presentaría a India y China una oportunidad en bandeja para inundar el mercado con modelos a precios de derribo, especialmente atractivos para la constreñida clase media. Toyota, por otro lado, ve en este panorama un nuevo incentivo para salir en el apoyo de las tres grandes, y es que de ninguna manera puede permitirse el lujo de encontrarse con una competencia tan o más difícil de manejar que la presentada actualmente por los coreanos.

Dicen que la política hace extraños compañeros de cama, pero como puedes ver, este refrán es igualmente cierto cuando hablamos de negocios.