De acuerdo con informaciones aparecidas en el New York Times, el departamento del tesoro de los Estados Unidos habría solicitado a GM que comenzara a trabajar en una eventual declaración en bancarrota con fecha del 1 de junio, por si se diese el caso de que la General no llegara a un acuerdo con el sindicato de trabajadores para intercambiar los 28.000 millones de dólares (unos 21.500 millones de euros) que tiene en deuda con ellos por acciones de la compañía.
Como ya hemos comentado en ocasiones anteriores, este plan de declaración en bancarrota tendría como objetivos separar la compañía en dos partes operativas, una que aglutine «las marcas buenas», y otra con «las marcas malas», a fin de dar continuidad a la parte de negocio rentable de la actual GM. La parte rentable de la compañía saldría de la bancarrota en un plazo inferior a 15 días con una pequeña ayuda del gobierno, mientras que el conglomerado de marcas «malas» (HUMMER, Saab y Saturn) se liquidaría al mejor postor. Esto tiene dos lecturas claras, la positiva es que gran parte del negocio de GM podría seguir en marcha, y liberado de parte de su deuda. La parte negativa es que los trabajadores de las marcas menos agraciadas, así como sus concesionarios sufrirían los rigores de la liquidación y desaparición o cambio de manos de sus empresas. Así las cosas, las apuestas ahora pasan por saber si GM acabará ya en bancarrota de una vez por todas, o conseguirá seguir librándose por los pelos, y trabajando a medio gas.
