La reorganización de Saab: o funciona o cierra

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El viernes te comunicamos las inquietantes noticias sobre Saab y su entrada en un proceso de concurso de acreedores y suspensión de pagos, pero ahora vamos a tratar de explicar en lenguaje llano lo que puede significar esto para la marca, y los efectos más inmediatos.

La realidad es que Saab tiene numerosas deudas, y sus acreedores estaban apretándo a la marca sueca cada vez más. La declaración de intenciones de GM de dejar a Saab de lado, tratar de buscarle un dueño, y la negativa del gobierno sueco a cubrir parte de las deudas del fabricante acabaron por forzar la maniobra de la entrada en concurso de acreedores. Esto, en todo caso, no tiene por qué ser una mala noticia. A fin de cuentas el agujero en las cuentas y el daño a la marca ya estaban hechos, y tenemos que interpretar en cierto modo la medida como el primer paso hacia la solución de los problemas de Saab, o hacia el desenlace fatal.

Pero más allá del catastrofismo, vamos a tratar de explicar cómo funciona el proceso en Suecia. El tema pasa por estudiar un plan de re-estructuración, explicando los objetivos y medidas a tomar a corto plazo y presentarlo a los acreedores. Estos últimos son los que tienen en ese momento la sartén por el mango, y deben decidir si dicho plan les convence o no les convence. En el caso de que les guste, la empresa sigue operando, buscando conseguir sacar adelante el proyecto. En la situación contraria, los acreedores pueden pedir la liquidación de la sociedad para conseguir cobrar parte de las deudas.

Generalmente, y más con una empresa del tamaño de Saab, lo lógico es que si el plan de re-estrcuturación es bueno, los acreedores lo valoren positivamente, ya que es la única manera de cobrar todo lo que se les debe. La liquidación solo produciría más problemas para todos, ya que por una parte no cobrarían todo el dinero, y por otra, se quedarían sin trabajo a medio plazo.

Con las cosas claras a este respecto, Jan-Ake Jonsson explicaba hace un par de días los objetivos que se propone su marca a corto plazo para sobrellevar esta situación. Para empezar, Jonsson informaba de una cosa que todos sabemos ya, y es que Saab lanzará 3 nuevos modelos en los próximos 18 meses, esto es, el 9-3X, el nuevo 9-5 y el 9-4X.

Además de esto, la compañía tratará de conseguir un crédito de 1.000 millones de dólares (775 millones de euros aproximadamente) a invertir en el traslado de todos los departamentos de diseño e ingeniería a Suecia, así como la producción de sus modelos. La idea pasa por incrementar el desarrollo local de innovaciones tecnológicas. Y es que no podemos olvidar que Saab, históricamente hablando, tiene en su haber un buen número de originales soluciones tecnológicas, y en los últimos años habíamos visto cosas como el motor de compresión variable salidas de su departamento de I+D.

Por el momento, Saab continuará funcionando gracias a los 2.500 millones de euros en forma de crédito que ha logrado del gobierno sueco anteriormente, mientras busca nuevos inversores, e incluso un posible comprador para sacar adelante su proyecto.

La única duda que nos queda, por tanto, es saber si sus acreedores verán tan seguro este plan de re-estructuración como para dejar funcionar a la compañía, o directamente se la cargarán. Lo más probable es que por el momento tengamos Saab por bastantes años más.