Nadie es invencible en esta industria, y Porsche acaba de demostrarlo en su último informe financiero; el fabricante alemán ha comunicado que durante los primeros seis meses del presente año fiscal (desde el 1 de agosto de 2008 al 31 de enero de 2009), sus ventas han caído nada más y nada menos que el 27,3%, dejando las cuentas con 34.000 nuevas matriculaciones. En dinero contante y sonante, esto se ha dejado notar en una pérdida de ingresos del 14,3%, o alrededor de 3.000 millones de euros.
Aunque los ejecutivos de Porsche admiten que la compañía no es inmune a la crisis (de hecho el título de la nota de prensa es «Porsche no puede escapar a la tendencia bajista»), tampoco tienen intención de recortar la plantilla. En lugar de ello, lo que harán será descontar 19 de días laborales este verano en su planta de Stuttgart.
Según Porsche, uno de los principales factores negativos en esta pérdida de ventas se debe al súbito enfriamiento del Boxster, uno de los modelos más populares de la marca (ha pasado de 9.835 unidades durante el año anterior, a 3.900). Por contra, la nueva gama 911 se está portando razonablemente bien teniendo en cuenta la fuerte pérdida de matriculaciones (13.500 unidades frente a las 16.263 del pasado ejercicio; caen, pero no tanto). Probablemente las mejoras recién introducidas en el Porsche Boxster ayudarán a amortiguar las cifras del próximo informe… o al menos pondrán su granito de arena.
