Rumor deprimente: El Focus RS podría ser el último de su especie

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A nadie se le escapa que el Focus RS es un coche que nos gusta. La combinación de muchas prestaciones montadas sobre una carrocería con aspecto de coche del mundial de rallyes, pero conservando la practicidad del día a día con un enorme maletero y unas buenas plazas traseras hacen de él uno de esos coches para todo que te hacen soñar.

Y es que, en cierto modo, debería ser casi obligado para cada fabricante sacar una versión «con malas pulgas» de su compacto estrella, ya que estos coches sirven para mucho más que dar unas cuantas ventas. Sirven para proyectar y mejorar la imagen de un modelo. El Escort Cosworth, el Golf R32 o el GTI, el Mazda 3 MPS, el Astra GSI o el OPC, el León Cupra R… Todos grandes ejemplos de mitos deportivos que ayudaron a vender más versiones convencionales.

Desgraciadamente la combinación de crisis mundial con normativa de emisiones parecen querer acabar con la saga de los GTI más rabiosos. Según un rumor publicado por iMotor Mag Ford se estaría planteando seriamente eliminar las variantes RS de sus modelos futuros, lo cual afectaría en Europa al esperado Fiesta RS, y al futuro Focus.

Tras preguntar a varias personas de Ford sobre el tema, estas fuentes afirmaron que el RS podría ser el último coche de este tipo que haga Ford, puesto que sus objetivos a corto y medio plazo pasan por coches económicos y ecológicos. Claro que también pueden ser declaraciones interesadas para subir la expectación sobre el Focus RS y conseguir vender la producción más rápido.

Lo cierto es que el mercado automovilístico va por ciclos, y si miramos el periodo del 95 al 98 veremos como muchos compactos deportivos perdieron potencia, centrándose en economía de consumo y practicidad tras abandonar la «era turbo». Pero al final, acercándonos al nuevo milenio, el mercado vio renacer la estirpe GTI, con coches como el primer Focus RS, o el 147 GTA.

Por tanto, esperemos que esto se quede solo en un rumor, o como mucho en una fase transitoria durante el acomodamiento a las nuevas regulaciones anticontaminación. Los GTI no deben morir, aunque para ello tengan que convertirse en híbridos eléctricos.