Turbos de geometría variable para Ferrari

Que los turbo son parte de la solución a las emisiones de los Ferrari es más que evidente. Esto unido al sistema híbrido patentado de la casa del cavallino permitirá a los de Maranello llegar a cumplir las exigencias de las normativas anticontaminación.

Y no olvidemos que entre turbos, inyección directa y otros sistemas, los motores de los coches rojos aún podrían subir un peldaño en potencia específica… Pero ¿dónde está entonces el secreto para que no veamos ya un Ferrari turbo en el mercado? Pues es bien sencillo, después de las malas experiencias con el F40 y el 288 entre otros con el tema del lag, y la cultura social de que los coches turbo eran peligrosos, al final se decidió prescindir de ellos hasta que se encontrara una solución válida para permitir reducir el citado lag, sin perder prestaciones cuando se sopla a pleno pulmón.

Esta solución ya está inventada, y se llama turbo de geometría variable. Desgraciadamente, hasta hace pocas fechas estos sistemas sólo podían implementarse en turbos de motores diésel, pues la temperatura de los gases de escape de los motores de gasolina hacía que la mayoría de los metales empleados (incluyendo el Inconel) no fueran capaces de resistir en plenas condiciones el maltrato que supone girar empujados por aire a casi 800 grados.

El caso es que Porsche ya ha demostrado con el 911 Turbo que se puede conseguir un turbo de geometría variable para un motor de gasolina, y según cuenta Autocar, Ferrari ha seguido el desarrollo muy de cerca, con lo que pretende aplicar esta tecnología a sus próximos modelos, con lo que el downsizing para la casa podría ser un hecho.

Súmale a esto las cajas de doble embrague y el ya mencionado sistema híbrido, y por fin veremos la evolución tecnológica del siglo XXI en un Ferrari. Y es que por más que nos cuenten historietas, los Ferrari nunca han sido, con excepción de la caja de cambios F1, unos pioneros en tecnología punta (sólo hay que ver cuánto duraron con los árboles de levas en el bloque, los ejes rígidos traseros, o los motores colocados delante…). Pero esa es otra historia que pocos se atreven a mencionar cuando se habla del pura sangre de las marcas de coches.