Toyota se apunta al turbo y la inyección directa

oyota es sin duda el líder mundial en la fabricación de coches híbridos, a los que próximamente se les unirán las primeras propuestas eléctricas, pero en cuestión de motores térmicos convencionales no están tan a la vanguardia. En el caso de los motores de gasolina, siguen apostando por bloques contrastados pero veteranos, que en ningún caso destacan ni por sus prestaciones ni por sus consumos.

Aunque mi compañero Sergio pudo comprobar que el consumo del 1.8 VVT-i de 147 CV en la prueba del Toyota Avensis es bastante aceptable, lo cierto es que muchos de sus rivales mejoran las cifras. Toyota sigue apostando por la inyección indirecta y aspiración atmosférica, algo que contrasta con la última moda del downsizing en la que priman motores de baja cilindrada con inyección directa y un turbo.

En general, los fabricantes europeos han sido los primeros en apostar por esta arquitectura, aunque en los últimos meses fabricantes de otras zonas están interesándose por esta “fórmula”. En el caso de los japoneses, han tardado en reaccionar pero parece que Toyota quiere remediar esto puesto que ya se encuentra desarrollando nuevos motores equipados con estas tecnologías.

El director de I+D de Toyota ha afirmado que el futuro pasa por estas soluciones, y que en los próximos cinco años irán apareciendo este tipo de motores en los modelos Toyota vendidos en todo el mundo. En principio sólo se ha hablado de su llegada a EEUU, pero lo lógico es que los modelos europeos de Toyota también reciban esos motores teniendo en cuenta que este continente es la cuna del actual downsizing.

Puede que muchos estéis pensando que Toyota no necesita esto puesto que ya tiene multitud de híbridos para rebajar consumos y emisiones, pero son conscientes de que este tipo de coches no atraen a todos los clientes. De hecho, estiman que en 2020 sólo un 20% de los coches que vendan serán híbridos. Dejando los eléctricos aparte, los coches con motores térmicos seguirán suponiendo la mayoría de las ventas de la firma nipona.

Por tanto, esta estrategia es clave si pretenden plantar cara a otros grandes fabricantes. Habida cuenta de que los motores diésel son de momento residuales en EEUU, el desarrollo de propulsores de gasolina más eficientes les permitirá combatir con la nueva hornada de motores limpios que ya tienen disponibles Ford y General Motors, y que en unos meses tendrá listo Chrysler.

En Europa la cosa es algo distinta puesto que los motores diésel son mayoritarios. En este caso no se quedan atrás, ya que cuentan con modernos propulsores de gasóleo que nada tienen que envidiar a los europeos, pero la optimización de sus motores gasolina ayudarán a mejorar su posicionamiento global en el mercado. Además, todo indica a que los gasolina recuperarán parte del peso perdido en los últimos años, por lo que el buen rendimiento de estos motores se presenta clave para conquistar el mercado.