Ahora sí, ya es oficial. Fiat ha anunciado que tiene en su poder el 30% de Chrysler tras satisfacer los requisitos establecidos por el gobierno de Estados Unidos para aumentar su participación un 5% adicional. Este incremento ya es el segundo de 2011, puesto que en enero pasó del 20% al 25%.
Sergio Marchionne ha conseguido dar este bocado al cumplir su palabra de comercializar un producto Chrysler en el 90% de los concesionarios de Brasil y lograr unos ingresos de 1.500 millones de dólares fuera de Norteamérica. Lo interesante del asunto es que Fiat tuvo graves problemas para conseguir que su red de distribución en Brasil aceptara modelos con el emblema de Chrysler en sus establecimientos, de forma que las condiciones fueron cambiadas para que Fiat pudiera vender modelos de Chrysler con su propio emblema. Y aquí es donde llegó al rescate el Fiat Freemont, que lo mismo sirve para un roto que para un descosido.
Según el diario The Detroit News, Fiat, a pesar de su rapidez para hacerse con el 30% de Chrysler, no podrá elevar su cuota al 35% hasta el cuarto trimestre del año, que es cuando podrá cumplir la exigencia de ofrecer un modelo de corte urbano con un rendimiento de 5,8 L/100 km. Llevará el logotipo de Dodge, pero no hay consenso sobre su base técnica, puesto que dependiendo del medio se oye Alfa Romeo Giulietta o Fiat 500.
Con esta compra que no es tal, el reparto de Chrysler queda de la siguiente manera: 59,2% en manos del fondo de pensiones del sindicato UAW, 30% en las de Fiat, 8,6% propiedad del gobierno de EEUU, y 2,2% a cargo de Canadá.
