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BMW tiene todo para fabricar un MINI eléctrico. Se hartó de probar tecnología eléctrica sobre la experiencia piloto del MINI E, y cuenta con todo el compendio de conocimientos desarrollados para los i3 e i8 recién lanzados al mercado. Pero, ¿tiene sentido que, fuera de la gama «i», se metan los bávaros a fabricar eléctricos?

Con su propio nombre comercial, con BMW, la firma germana decidió hacer esa partición entre las «series» normales y los modelos «i», ya que entendió que gran parte de los clientes que consumirían productos eléctricos serían nuevos para la marca, como se ha demostrado (más de ocho de cada diez compradores del i3 no habían tenido nunca un BMW antes).

Pero MINI es distinta.

Galería: MINI E

En un breve artículo de Automotive News dedicado a nuevos lanzamientos, la publicación hace mención de un nuevo MINI E, en esta ocasión de comercialización a gran escala, que llegaría en dos años a los concesionarios, algo que, en cualquier caso, no dan por seguro.

La cuestión es, ¿tiene sentido? ¿lo lanzarán? Está claro que el cliente de MINI tiene, por norma general, un enfoque diferente al cliente BMW típico, aunque en muchos casos haya una convergencia a ambos lados del concesionario.

El cliente de MINI suele ser más propenso hacia los movimientos ecológicos, sostenibles y «de las modas». Y BMW puede interpretar ahí que MINI tiene una oportunidad de ganar espacio si se atreve con un MINI eléctrico.

El tema está en que el BMW i3 se desarrolló completamente, desde cero, pensado como coche eléctrico, y por eso se ha podido beneficiar de muchas características que lo hacen único, como su chasis en fibra de carbono, o la disposición de todos y cada uno de sus elementos técnicos, para crear un paquete completamente cohesionado. Económicamente, salir al mercado en 35.000€ es otro punto fuerte para el i3.

El tema está en que para aplicar lo aprendido con el i3 al MINI actual, BMW tendría que trabajar sobre la plataforma modular UKL1 que estrena el modelo de nombre y producción británicos, a fin de adaptarlos a la electrificación. Y parece más que obvio que, dado que no es un coche diseñado desde cero para ser eléctrico y aprovecharse de ello, el posible MINI eléctrico nunca sería tan eficiente como el i3, una diferencia de eficiencia que se haría especialmente patente si se realiza una completa transposición de motor y baterías desde el i3 al MINI.

Por otro lado, el i3 tiene un precio extremadamente competitivo para su posicionamiento en el mercado. Lanzar al mercado un MINI eléctrico a una tarifa inferior parece complicado, y si se quedan más juntos en tarifa, ¿qué sentido tendría entonces el MINI, cuando el i3 por poco más ofrece mejores resultados?

La respuesta está en los intangibles. En lo «cool» que le puede resultar al cliente «tipo» de MINI adquirir una variante eléctrica. Porque hay gente que nunca se compraría un i3, por su estética y concepto, pero que sí que adquiriría un MINI eléctrico.

Y es que donde coches como el Zoe no están logrando la repercusión esperada, MINI sí podría hacerlo, más si al enfoque eléctrico del modelo se le da carácter deportivo, sacrificando algo de autonomía.

¿Moraleja? Que nosotros sí vemos espacio en el mercado para un MINI Cooper E, prestacional, por unos 30.000€, y con una autonomía de entre 150 kilómetros y 200 km. Tal vez tenga más sentido un coche más cercano en concepto al Golf GTE híbrido en cualquier caso, para olvidarse de sacrificios de autonomía, pero nos da que eso sería sobre-complicar el producto, encarecerlo y hacerlo demasiado pesado para un MINI.

[Fuente: Autoblog.com]