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Según la última normativa sobre emisiones aprobada por la Unión Europea, en 2020 los fabricantes de coches deberán comercializar vehículos que emitan una media de CO2 inferior a 100 g/km. El objetivo es diferente para cada fabricante y, en el caso de Volvo, la cifra es de 95 g/km. El desafío se torna aun más duro en Australia, donde el límite máximo marcado para ese año es de 75 g/km.

Teniendo en cuenta estas metas, Volvo busca formas adicionales de seguir reduciendo las emisiones de sus modelos de aquí al comienzo de la próxima década. Una de las medidas que aplicará será introducir una nueva gama de motores Drive-E de tres cilindros, tal y como ha confirmado a Autocar el responsable de ingeniería de la marca sueca, Derek Crabb. Estas mecánicas se lanzarán una vez estén disponibles todas las variantes previstas de los Drive-E de cuatro cilindros, lo que sucederá en 2016.

El primer motor que inaugurará esta familia será uno de gasolina y posteriormente se ofrecerán más versiones que se podrán equipar en los V40, S60, V60 y XC60, pero no en los modelos superiores. El motivo, según Crabb, es que no producirán suficiente par motor como para justificar su instalación en ellos.

Otra de las misiones principales de estos motores consistirá en proporcionar una base técnica con la que crear más versiones híbridas en el futuro. Volvo cree que podrá evitar hasta 2025 tener que recurrir a la electrificación masiva de sus productos para disminuir su huella contaminante.

Cuando llegue ese momento, la marca espera que la tecnología de las mecánicas híbridas haya avanzado lo suficiente como para convertir estos coches en algo mucho más común. Los motores de tres cilindros le permitirán desarrollar productos más acordes con esa nueva demanda al mismo tiempo que allana el camino para próximos objetivos de emisiones.

[Fuente: Highmotor.com]