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Un buen mantenimiento del vehículo ahorra dinero

Más vale prevenir: esta máxima es válida para casi todo en esta vida y el coche forma parte de nuestro día a día, por lo que no está exento de cumplir el dicho. Todos sabemos que hay que cambiar el aceite, las ruedas… pero otros elementos no son tan evidentes y, sin embargo, sustituirlos es igual de importante.

Los consejos que te voy a dar a continuación son generales; lo ideal es que revises el manual de instrucciones de tu coche o el de mantenimiento (también llamado libro de servicio), donde vendrán especificados los planes y, en ocasiones, un “check list” con los puntos que tenemos que revisar y cada cuánto debemos hacerlo.

Lo primero que hay que saber es que algunos componentes de tu vehículo no sólo se desgastan con el uso: también con el tiempo, por eso las revisiones periódicas del plan de mantenimiento son cada 10.000 km o un año, por ejemplo. Aunque no llegues a realizar los 10.000 km en un año, deberás inspeccionarlos igualmente.

Para una buen mantenimiento siempre es necesario usar recambios de calidad, por ejemplo, recambioscoches.es/ford. Si disponemos de un vehículo Ford, mejor recambios aconsejados para esta marca. Aunque siempre hay excepciones claro.

 

El líquido de frenos, cada 2 años

Éste es uno de los elementos que envejece con el tiempo más que con los kilómetros. La mayoría de los líquidos de freno que se emplea en el automóvil son compuestos de un alcohol hidrófilo (sus moléculas tienen gran afinidad por las de agua); esto hace que vaya absorbiendo el agua que hay en el ambiente, lo que produce 2 efectos muy peligrosos:

  • Baja el punto de ebullición, por lo que hierve a menos temperatura y podemos quedarnos sin frenos por un exceso de calor bajando un puerto: el pedal se vuelve esponjoso y apenas detiene el coche. Se conoce como fadding del líquido de frenos.
  • El agua favorece la formación de óxidos y puede emulsionar el líquido, produciendo averías en el sistema de frenado.

Tener un accidente o reparar un cuerpo de válvulas del ABS es infinitamente más caro que cambiar (ineludiblemente) el líquido de frenos en un plazo máximo de dos años. Un litro de DOT 4 cuesta unos 10 euros y una hora de mano de obra; un grupo hidráulico puede multiplicar por 30 ese importe.

El mismo fluido suele emplearse para el mecanismo del embrague en los coches con mando hidráulico: debemos sustituirlo también, aprovechando que hacemos lo mismo con el de los frenos.

 

Filtros: el del aceite y más…

Todo el mundo sabe que al cambiar el aceite se debe sustituir también el filtro (en cada cambio, no cada dos, como he visto a veces en algún taller… el precio medio de un filtro de aceite es de 12 euros, por esa cantidad no merece la pena ensuciar el aceite nuevo haciéndolo pasar por un filtro viejo). Aunque es el más conocido, no es el único filtro del coche.

Es sorprendente que hasta 1978 a nadie se le ocurriera que si se pone un filtro de aire en el motor para no dañar los cilindros por la entrada de impurezas, no sería mala idea “tamizar” el aire que respiran los pasajeros, bastante más importantes que un propulsor. Así, la marca sueca fue pionera al incorporar un filtro en la entrada de aire al habitáculo.

Dichos filtros se colman rápidamente (sobre todo en las ciudades), porque para aumentar su efectividad están cargados electroestáticamente con el fin de atrapar el polvo, polen, etc. Se deben sustituir cada año. Si alguna vez ves el estado en el que se suelen encontrar, entenderás el trabajo tan importante que cumplen. Además, un filtro del habitáculo en mal estado puede provocar averías en el sistema de climatización, malos olores y un mayor consumo energético -al reducir el flujo de aire-.

En el coche nos encontramos con los siguientes filtros:

  • Filtro de aceite: se debe cambiar cada vez que se sustituya el propio aceite; en un coche moderno suele ser cada año o 20.000 km, lo que antes alcancemos. En modelos más veteranos, el cambio debe hacerse cada 10.000 km: consulta el plan de mantenimiento de tu vehículo.
  • Filtro de aire motor: muchas veces basta con limpiarlo y “soplarlo”; se debe revisar al menos una vez al año, aunque suele aguantar más, dependiendo de lo polvorienta que sea la zona en la que nos movamos habitualmente.
  • Filtro de combustible: lo normal es que se sustituya cada 4 años o 60.000 km, es muy importante en los motores modernos de inyección directa de gasolina, con el fin de evitar daños en la bomba de alta presión e inyectores.
  • Filtro de aire del habitáculo: se debe cambiar una vez al año, así evitaremos la proliferación de ácaros y alergias.
  • Filtro de aceite en la caja de cambios automática: es vital para la vida de la caja de cambios, se debe cambiar junto con el fluido hidráulico cada 60.000 km.

 

Los líquidos caducan

En el coche hay varios fluidos que envejecen con los kilómetros, pero también los cambios de temperatura, la suciedad y el tiempo terminan por hacer que pierdan sus propiedades, por lo que es conveniente su sustitución.

  • Líquido refrigerante: actualmente se emplean refrigerantes orgánicos que son “de por vida”. Sin embargo, no está de más cambiarlo y hacer un flushing (limpieza con otro líquido) del circuito de refrigeración para mantenerlo en perfecto estado. En mi opinión, debe hacerse cada 10 años. Si tu coche tiene más edad y utiliza un anticongelante de los convencionales, basado en glicol, debes sustituirlo cada 2 o 4 años como máximo; de lo contrario pierde propiedades y puede romper el bloque motor al helarse… o provocar calentones en verano, reparaciones que pueden multiplicar por 100 el precio del anticongelante.
  • Aceite del motor: en los coches modernos se ha alargado mucho el intervalo para el cambio de aceite. Un buen aceite sintético puede superar fácilmente los 15.000 km (aunque debes revisar el nivel cada 1.000 km o mensualmente). El libro de mantenimiento te indicará el período recomendado. Síguelo a rajatabla.
  • Aceite del diferencial y caja de cambios manual: estos fluidos vienen marcados en el manual del coche como “sin mantenimiento”; en teoría deberían durar toda la vida. Yo no estoy muy de acuerdo con esta afirmación y te recomiendo sinceramente que los cambies cada 100.000 km o 10 años.
  • Líquido de transmisiones automáticas: es importantísimo reemplazar el aceite en las cajas de cambio automáticas, sobre todo en las que funcionan con un convertidor de par, pues alcanzan temperaturas importantes. No te ahorres ni un céntimo en un líquido de mala calidad o en alargar su sustitución, ya que la reparación de una caja de cambios automática puede ser ruinosa. Lo normal es que se deba sustituir cada 60.000 km o 5 años como máximo, pero consulta el manual de tu coche.
  • Líquido de servodirección: poco a poco, las direcciones eléctricas están haciendo desaparecer las de asistencia hidráulica, pero aún existen y debes cambiar el líquido cada 100.000 km o 10 años para evitar averías en los retenes.
  • Líquido LHM Citroën: la excepcional suspensión hidroneumática de Citroën necesita tener en perfecto estado el líquido LHM para evitar problemas. Sigue el plan de mantenimiento al pie de la letra.

 

Periféricos del motor

Hay elementos en el motor que se deben cambiar para prevenir roturas que nos puedan dejar tirados o provocar averías graves. Es muy triste ver cómo tu viaje se va al traste cuando la grúa se lleva tu coche con algo tan banal como una correa del alternador rota. Suelen ser piezas cuyo coste es relativamente barato y que compensa con creces anticiparse a su fallo.

  • Correa de auxiliares: el movimiento giratorio del cigüeñal se emplea para más cosas que desplazar las ruedas del coche; también acciona elementos como el alternador, la bomba del agua, el compresor del aire acondicionado, etc. En algunos automóviles es una única correa la que mueve todos los auxiliares, en otros hay varias correas. Lo normal es que se cambien cada 100.000 km, pero no está de más que las revises cada año por si hay grietas o se han manchado con aceite, que las daña. Si oyes una especie de chillido al acelerar, lo más probable es que la correa esté patinando y pueda romperse, dejándote tirado o provocando averías graves.
  • Termostato del refrigerante: el termostato se encarga de abrir el paso del agua de refrigeración del motor al radiador para que se enfríe. Si se estropea, el agua no se refresca y podemos romper la junta de culata o incluso gripar la mecánica. Apenas cuesta 40 euros, cámbialo cada 10 años o 100.000 km.
  • Bomba de agua: es una gran olvidada hasta que falla y tenemos un problema. Puede durar toda la vida, pero merece la pena cambiarla antes de llevarnos un susto, sobre todo cuando nuestro coche la mueve mediante la misma correa que la distribución: en este caso, una bomba de agua gripada puede hacer saltar la distribución. Sustitúyela junto con la correa de distribución siempre.
  • Correa de distribución: es vital no apurar su cambio, mejor antes que después de la recomendación del fabricante. Lo normal es que vengan preparadas para ser reemplazadas cada 100.000 km o 6 años, pero revisa el manual de tu coche: sus intervalos de sustitución varían entre marcas.
  • Manguitos y tubos de goma: los motores modernos parecen más la obra de un fontanero que de un mecánico, están llenos de tubos y mangueras por las que circulan refrigerante, aire, gasolina… Con el tiempo, los manguitos pierden rigidez y se hinchan; además, se vuelven quebradizos. Comprueba su estado con frecuencia y empieza a “sospechar” a partir de los 10 años o 200.000 km. Muchos problemas de fallos de inyección se deben a tomas de aire provocadas por grietas en las tuberías correspondientes del propulsor, no serás el primero que cambia un caudalímetro de más de 500 euros por culpa de una pequeña fisura en un tubito de goma de apenas 4 euros. Revísalos y sustitúyelos al menor síntoma de vejez.