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El desarrollo de las motorizaciones alternativas no solo se ciñe a los vehículos particulares, sino que también ha encontrado acomodo en el ámbito del transporte público. El sector avanza de este modo hacia un modelo más sostenible, en tanto convertir un autobús diésel convencional o de gas natural comprimido (GNC) a híbrido permite un ahorro de hasta el 30% anual en combustible, según los datos de la Asociación de Empresas Gestoras de Transportes Colectivos Urbanos (ATUC).

En concreto, si un autobús diésel se reconvierte a híbrido puede ahorrar al año alrededor de un 22% en gasto de combustible, mientras que en el caso de un bus de GNC el ahorro asciende al 30%.

Además, podría existir otra alternativa en el bus 100% eléctrico, pero no es de momento viable debido a la falta de autonomía suficiente para cumplir con el servicio. Y es que un bus eléctrico necesita 16 horas como mínimo de autonomía y, con las baterías actuales, puede alcanzar a esa duración en invierno, pero no en verano debido principalmente al uso del aire acondicionado.

Barcelona, un ejemplo de reconversión

Lo cierto es que las empresas de transporte colectivo gastan alrededor del 10% de su presupuesto anual en energía, un porcentaje que se puede ver claramente reducido si se reconvierten las flotas diésel en modelos alternativos, como está sucediendo por ejemplo en Barcelona, que ahorra 8.640 euros al año en combustible por cada uno de sus autobuses híbridos.

Precisamente, la Ciudad Condal es uno de los municipios más avanzados en la renovación de flota de autobuses hacia modelos más sostenibles. En este sentido, TMB, la empresa de Transportes Metropolitanos de Barcelona, tiene ya en su flota un 38% de autobuses propulsados por GNC –411 de un total de 1.065 vehículos-. Además, la entidad ha invertido en reconvertir los autobuses diésel o de GNC a híbridos y en la compra de híbridos de nuevos, con casi 160 unidades, lo que ha hecho que desde finales de 2012 se le considere la flota más limpia de toda Europa.

Pero no solo se trata de evolucionar hacia un modelo de motorización alternativa, pues TMB también está llevando a cabo otras iniciativas, como la instalación de filtros de escape en 425 de sus autobuses diésel. Estos filtros pueden reducir en un 60% las emisiones de NOx (óxido de nitrógeno) y en un 90% las de PM10 (partículas sólidas de hollín o cenizas disueltas en los gases de escape). Además, se han adoptado modos de eco-conducción y se realizan auditorías de consumo sostenible.

Según el secretario general de ATUC, Jesús Herrero, “tampoco hay que olvidar el impacto que tiene el exceso de emisiones contaminantes en nuestra salud, ya que actualmente uno de cada tres españoles respiran aire de mala calidad, algo que provoca más de 25.000 muertes al año en nuestro país. Por ello, apostamos de forma decidida por las energías limpias y la reordenación del espacio público con el objetivo de lograr ciudades más limpias, sanas y habitables”.