Los neumáticos nuevos no tienen las mismas prestaciones y, a medida que un neumático se desgasta y la profundidad del dibujo se reduce, sus prestaciones cambian y las diferencias pueden acentuarse.

Esto se debe a que las prestaciones del neumático se ven afectadas por muchas características individuales: el diseño de la carcasa, los materiales utilizados, los compuestos, el dibujo de la banda de rodadura, la forma de los canales y de las laminillas, etc. La moderna tecnología del neumático permite proporcionar un alto nivel de prestaciones y adherencia desde que es nuevo, y durante toda su duración hasta el límite legal de desgaste.

Con esto en mente, el temprano cambio de neumáticos (es decir, antes de su límite legal de 1,6 mm) no garantiza una mayor seguridad, y ningún estudio actual ha establecido un vínculo directo entre el nivel de accidentes y la profundidad de la banda de rodadura. La indicación de que los neumáticos necesitan cambiarse tempranamente (antes de que se alcance el límite legal o el indicador de desgaste del dibujo) es similar a la imposición de una forma de obsolescencia programada. Un consumidor no tiraría sus zapatos solo porque necesitan una limpieza o la pasta de dientes a medio usar, así que ¿por qué hacerlo con los neumáticos si se convence de que es seguro usarlos? La sustitución prematura reduce la vida útil del producto y aumenta la frecuencia con la que se reemplazan los neumáticos. No solo los consumidores tendrían que hacer compras innecesarias, sino que esto también tendría un impacto negativo en el medio ambiente.

Cambiar los neumáticos demasiado pronto daría lugar al uso de 128 millones de neumáticos más al año en Europa; es decir, nueve millones de toneladas de emisiones de CO2 adicionales al año. Además del impacto medioambiental, sustituir los neumáticos antes de su límite legal también representa un aumento significativo e injustificado de los costes para los consumidores. Ernst & Young lo estiman en 6.000 millones de euros extra solo en Europa.

No todos los neumáticos son iguales en términos de prestaciones y esto es aún más cierto cuando se desgastan, pero ¿cómo saben los consumidores que los neumáticos que han comprado mantendrán un alto nivel de prestaciones en toda su duración? ¿Cómo se aseguran los consumidores de que no necesitan cambiar los neumáticos antes de tiempo? En la actualidad, se realizan pruebas con nuevos neumáticos, pero no se tiene en cuenta cómo cambiarán sus prestaciones con el tiempo. Michelin ahora se plantea este problema, el hecho de que el único criterio para la seguridad son las prestaciones del neumático, NO la profundidad de la banda de rodadura. Esta iniciativa de “La verdad sobre los neumáticos desgastados” hace un llamamiento a los organismos de tests de la industria y a las organizaciones de consumidores para comenzar a comparar y probar neumáticos desde que se desgastan hasta el límite legal.