Mazda quería que la diversión al volante Jinba Ittai legendaria del MX-5 resultara más atractiva y accesible para un público más amplio; en concreto, clientes potenciales a los que nos les convence el formato de capota de lona o que no son necesariamente entusiastas de los deportivos.

La respuesta es el MX-5 RF (“RF” quiere decir retractable fastback), una magnífica reinterpretación del MX-5 “ND” de cuarta generación. Con el techo eléctrico cerrado, es un deslumbrante cupé targa. Cuando se abre el techo, sus elegantes pilares traseros fastback le dan una imagen clara de descapotable.

Es tan elegante como práctico y flexible, genuinamente exclusivo, con el lujo añadido de que resulta confortable en todas las estaciones del año. Y con un interior cuidadísimo, una conducción más refinada e incluso una opción de transmisión automática, en primicia para Europa con la actual generación del MX-5. Sin embargo, conserva la misma capacidad para agarrarse a la carretera y las mismas líneas que tantos premios le han valido a su hermano, el modelo de capota de lona.

Que funcionase era todo un desafío para los ingenieros de Mazda. No solo idearon un mecanismo que hace desaparecer las dos primeras secciones del techo en las profundidades del MX-5 más pequeño desde el de la primera generación, sino que también han sabido contrarrestar el peso añadido del techo eléctrico y el efecto de su centro de gravedad más alto. Así, el MX-5 RF tiene la rigidez, el equilibrio y la agilidad indispensables en un coche que porta el emblema del MX-5.

LA ESENCIA DE UNA INTERACCIÓN PERFECTA 

En pocas palabras, el RF enriquece el universo del MX-5 con una experiencia Jinba Ittai más profunda y de más alta calidad. Sin sacrificar nada a cambio. No cabe duda de que tiene lo que hace falta para ampliar el atractivo del deportivo favorito del planeta Jinba Ittai o la “fusión entre el jinete y su montura”. Este concepto se remonta al ritual japonés del Yabusame, en el cual un arquero debe demostrar su destreza disparando una flecha a una diana mientras galopa a caballo, controlando al animal con las rodillas. Para tener alguna posibilidad de acertar en el centro de la diana, debe existir una armonía perfecta entre el jinete y el caballo.

En Mazda, ese concepto es toda una filosofía articulada en torno a la comunicación y —por tanto— la conexión entre el conductor y su coche. El Jinba Ittai fue el hilo conductor del MX-5 original. Explica cosas como el habitáculo diseñado en torno al piloto, el tacto y la respuesta directa, y los cambios cortos y precisos. En lugar de concentrar sus esfuerzos en la potencia y la velocidad, el equipo de desarrollo siempre ha buscado más un equilibrio perfecto, para crear coches capaces de ofrecer diversión al volante en estado puro.

En ocasiones, mantener ese equilibrio generación tras generación durante casi tres décadas ha sido una lucha: contra los motores cada vez más grandes, contra la potencia y contra el peso. Pero Mazda ha sabido mantenerse fiel a su planteamiento original que ha hecho del MX-5 el deportivo más vendido de la historia. Hoy, con el MX-5 RF, sigue en la misma línea.

HUMAN-CENTRED PHILOSOPHY 

La extrema popularidad de la que gozan los actuales modelos de Mazda en Europa y en el resto del mundo debe mucho a su innovadora tecnología SKYACTIV y a los diseños “KODO – Alma del movimiento”. Lo cierto es que todo ello sirve para maximizar ese elemento Jinba Ittai que surgió por primera vez en 1989 con la primera generación del Mazda MX-5.

La filosofía de diseño centrada en el ser humano de Mazda lleva ese elemento un paso más allá. Pone al conductor en el centro y desarrolla los vehículos en torno a sus necesidades, creando un entorno en el que los coches puedan, verdaderamente, adaptarse a los conductores.

El desarrollo centrado en el ser humano se basa en una comprensión profunda y sistemática de las cosas que hacen que una persona disfrute de la conducción, y de lo que le permite manejar un vehículo de forma óptima. Entre esos factores cabe destacarr un habitáculo con una disposición perfecta; una postura de conducción relajada que evite la aparición de fatiga; suspensiones, direcciones y cadenas cinemáti-cas que respondan con precisión a los deseos del conductor, y una tecnología de seguridad activa que ayude al conductor a “ayudarse a sí mismo”, pero sin arrebatarle el control del vehículo.

En Mazda, esos son los cimientos sobre los que se construyen experiencias de conducción emocionantes y satisfactorias. Y, en definitiva, el futuro de la conducción.