Leí la noticia ayer día 27 de septiembre en el diario El Mundo: Tráfico ingresará 322 millones por multas en 2007, un 46% más.

Después de este inquietante anuncio para los conductores españoles que ya bastante tenemos con soportar la desproporcionada carga que grava al automóvil, lo que leo me produce la impresión de que, las previsiones que hace la DGT en materia de recaudación de “sanciones y castigos a los conductores” y la forma en la que queda expuesto en la noticia, más recuerdan al plan de expansión económico de una empresa previsto para un ejercicio contable que una medida adoptada por quienes tienen, por encima de todo, la obligación de prevenir, velar y proteger a los ciudadanos contra la siniestralidad del tráfico.

Las cifras y la forma en la que, la DGT, espera cumplir sus “objetivos presupuestarios” fue presentado en el Congreso de los Diputados y figura en el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado.

Tomo del periódico algunos párrafos en los que, su redacción -facilitada, supongo, por la propia DGT-, me recuerda a una cuenta de ingresos y gastos y la forma en que éstos van a producirse “a lo largo del ejercicio”.

“Además de la retirada de puntos del carné, las infracciones (leves, graves o muy graves) se sancionan con multas de entre 90 y 600 euros. En el caso de la no identificación del autor de la infracción por parte del propietario del vehículo cazado, la multa puede ascender hasta 1.500 euros.”

Este otro párrafo enlaza con el anterior:

“Además, a lo largo del último año, la DGT ha intensificado el control de la velocidad en la carretera con radares fijos. Estos aparatos funcionan sobre distintos puntos de la red de carreteras las 24 horas del día durante todo el año, con lo que el volumen de infracciones detectadas puede crecer por la mayor vigilancia.“

La noticia, firmada por César Urrutia, continúa dando toda clase de detalles sobre el reparto de lo recaudado entre la DGT y las transferencias que esta hace al Ministerio del Interior para su financiación.

“Al margen de los gastos ordinarios que supone el funcionamiento de la DGT, Tráfico realizará inversiones por valor de 195 millones de euros. Entre las principales mejoras que el organismo tiene previsto realizar el próximo año con este fin figura la instalación de 200 nuevos radares fijos que completarán así la red de 500 cinemómetros que vigilarán el cumplimiento de las normas en las carreteras españolas y «moderarán la velocidad de los conductores», según prevé el Gobierno.”

Y para que las cuentas cuadren y no se escape nadie:

“… la DGT tiene previsto crear el próximo año un sistema automatizado de gestión de sanciones además de una unidad de tramitación que haga homegéneo el tratamiento de las denuncias.”

Y como colofón, no se tiene ningún sonrojo al anunciar que:

“La partida de gastos presupuestada por Tráfico incluye también este año 180.000 euros destinados a ayudar a las víctimas de los accidentes de tráfico.”

Después de leída esta noticia observo que no se contemplan para nada, la mejora de las carreteras y, sobre todo, su conservación, una mejor señalización, la reforma de la formación obsoleta de los nuevos conductores, el aumento cada día más urgente de la plantilla de funcionarios y de la Guardia Civil de Tráfico, y la implicación de todos ministerios que tienen que ver con la seguridad del tráfico.

El señor Pere Navarro se defiende y se extraña de las acusaciones con las que, la mayoría de los conductores, denunciamos a Tráfico como el brazo ejecutor y recaudador, lo que, a todas luces, parecen indicar las cuentas que el Mundo publicaba ayer.

Hay que perseguir y castigar a los infractores. La sociedad somos todos y todos tenemos la ineludible obligación de contribuir a la seguridad del tráfico adoptando mejores comportamientos y observando y cumpliendo la Ley, pero, lo inaceptable, por parte de quienes nos administran, es convertir cada cambio de la legislación en materia de seguridad vial, en una medida represora y recaudadora exclusivamente dirigida a los conductores.