Leyendo las informaciones sobre los primeros resultados de la implantación y puesta en práctica del carné por puntos, uno tiene la impresión de que se ha abierto la veda y que la DGT y el ministro responsable de Interior nos están mostrando ufanos las piezas cobradas como si de un ojeo cinegético se tratase.

“¡Te pillé!” – La expresión, que me recuerda mucho al gato que se relame los bigotes cuando hace presa sobre un pájaro que se cae del nido, hace que las primera sanciones y la forma de darles publicidad detallada, en la mayoría de los casos, parezcan más un ejercicio de pura demagogia que un informe serio sobre los que debe ser una media de tanta importancia encaminada a reducir los muertos que produce el tráfico.

El numerito del Sr. Rubalcaba soplando en un control de alcoholemia, acompañado por el director general de Tráfico, roza el esperpento y me recuerda mucho la velocidad a la que circulan los coches oficiales pasándose el reglamento de la circulación por el arco del triunfo. ¡Madre, quiero ser ministro!

Cierto es que en el “ojeo” cayeron algunos “medalla de oro”, ebrios y circulando con exceso de velocidad, pero, otros, la mayoría de las sanciones que cuenta hoy la prensa, sus protagonistas fueron cazados a “perdiz parada” y con reclamo.

Lo que está sucediendo en esta operación salida y la forma en la que se ha montado el dispositivo de control para que se cumpla la nueva disposición, más que una acción preventiva, parece una forma de propaganda y un aviso para navegantes. Y está bien que así sea, pero tal como quedan establecidas las diferencias de criterio y la escasez de medios para hacer cumplir la norma, es algo muy preocupante.

¿Quién garantiza a un conductor que va a ser tratado igual en un ayuntamiento o en una autonomía que en otra, o que, del criterio personal de un agente va a depender el futuro de su carné y por tanto de su trabajo? ¿Quién nos asegura que un edil determinado, pensando en el voto, no va a hacer la guerra por su cuenta? Y, sobre todo, ¿con qué medios legales cuentan los conductores, convertidos en conejos, para defenderse del hurón?

Deseo que el carné por puntos sea de verdad un instrumento para reducir las victimas, pero sería absolutamente intolerable que acabe convirtiéndose en una trágala y en una pérdida de los derechos que nos hacen a todos igual ante la Ley y que nos ha costado tantos años conseguir.