Señor Navarro: Estoy totalmente de acuerdo, ni una gota de alcohol conduciendo. Cuanto antes se consiga la norma que establece cero alcohol en sangre para profesionales y no profesionales, mucho mejor. Un vehículo que pesa más de una tonelada y puede circular muy por encima de los 150 km/h, se convierte en un arma letal en manos de un conductor por mínima que nos parezca la cantidad de alcohol que ha ingerido. Pero el problema más grave va a consistir en detectar cuantas veces nos cruzamos con un conductor ebrio en la carretera y con que armas va a contar la DGT para controlarlo.

Espero que, en este caso, no sea un sistema como el de los radares que, de vez en cuando, cazan a algún conductor aunque una gran mayoría siguen conduciendo a velocidades excesivas perdido el respeto a la pérdida de puntos y a la suspensión del carné. A fuerza de saber que el sistema se implantó cuando la DGT todavía no estaba preparada para agilizar los trámites, muchos conductores le han perdido ya el miedo a las sanciones. Lo vengo repitiendo una y otra vez, se ha puesto la carreta delante de los bueyas, y cuando, después de un año, se hace un balance, hay que dar marcha atrás y hacer un profunda reflexión sobre los fallos y las medidas a tomar para remediar el problema de los accidentes.

Paco Costas