Todavía no comprendo como, los comentaristas de Telecinco y, sobre todo Pedro de la Rosa, no hicieron ningún comentario sobre la maniobra de Hamilton saltándose la chicane del circuito belga de Spa.

Hubo un momento en el que empecé a dudar sobre si habría cambiado el reglamento. En ese punto del circuito, “la parada del autobús”, es muy fácil pasarse, los monoplazas llegan a la frenada en velocidad punta y la historia de ese GP está llena de lances parecidos al de ayer protagonizado, en esta ocasión por el piloto británico.

Cierto es que, su lucha con Raikkonen por el primer puesto, en los compases finales de la carrera, dan la medida de su talento extraordinario, pero el reglamento es el reglamento y, es muy posible que el accidente final del finlandés tuviese mucho que ver con la maniobra, a todas luces ilegal, y que, además de la ventaja que obtuvo al hacerlo, provocase en el piloto de Ferrari un cabreo y perdida de concentración que le costó la victoria.

Por supuesto, son especulaciones a toro pasado y al hacerlo no trato de quitarle mérito a uno de los finales más vibrantes de los últimos años, pero no puedo dejar de asombrarme del silencio de los comentaristas ante algo que ha costado más de una carrera a muchos pilotos.

La sanción me parece justa, y, quizás, un tanto benévola.

La actuación de Fernando Alonso, como siempre a la altura de su talento, pero la insistencia y el machaqueo sobre si iba o no iba a llover, me pareció ridícula. Según esta teoría, Alonso debía participar en los grandes premios al volante de una moto de agua. Alonso no necesita que llueva, lo que necesita es un coche a la altura de su enorme talento.

Paco Costas