A mí, como a otro cualquier español de a pie, me preocupa que va a hacer el Estado con el dinero de mis impuestos. Ya sé que no es mi tema habitual en este blog, pero mi vida material y la de mi familia, dependen del acierto o desacierto de quienes nos administran.

Leyendo en la prensa las reacciones al destino dado a nuestros dineros, tengo la misma impresión que tuve viendo como, una jauría de perros, tirando, cada uno por su lado, trataba de arrancar el mejor bocado a la presa.

Siento auténtica vergüenza al comprobar, una vez más, como nuestros políticos están a la greña tratando de llevar cada uno la tajada más grande a su madriguera.

Cuando lo que se avecina no parece infundir mucha confianza en el futuro inmediato; cuando se impondría un ejercicio más responsable del poder a la hora de buscar el equilibrio más justo, parece que, quienes tienen la llave de la caja, van a repartir nuestros dineros con más generosidad a sus leales reinos de taifas, aquellos, donde la cosecha de votos parece más garantizada. Y lo peor es que, ni siquiera éstos, parecen conformarse y ya han alzado sus airadas protestas.

Pobre país. Cuando más falta haría aunar esfuerzos de todos, muchos de los que manifiestamente no creen en él, son los que más demandan a un Estado que no reconocen como suyo.

Paco Costas