Bajadas de impuestos, ayudas familiares, premios a la natalidad y a los neonatos….., ¿y para los españoles que nos sentamos ante el volante- más de la mitad de la población española- todos los días, qué?

Zapatero lo hizo en la presente legislatura, y entre su ministro del Interior y la DGT, no solamente no han alcanzado los objetivos previstos en función de los recursos empleados, sino que han logrado cabrear a millones de conductores que, además de soportar una carga fiscal desproporcionada por el disfrute de lo que hace ya muchos años debería ser considerado herramienta de trabajo, el automóvil, se ha convertido en una de las mayores fuentes de ingresos para las arcas del Estado, las mismas de las que saldrán todas esas ayudas que ahora prometen frívolamente unos y otros.

Ni siquiera Rajoy, por aquello de enmendarle la plana a su adversario, ha abierto todavía la boca para prometernos; buenas carreteras, mejor señalización, enseñanza de la seguridad vial desde la infancia, más agentes del orden y menos radares colocados en los puntos de mayor y más fácil recaudación, reciclaje de los conductores con recursos públicos, mayor rapidez en la evacuación de víctimas de accidentes de tráfico, en una palabra, una nueva ley de la seguridad vial más racional y equitativa.

¿Qué harían estos políticos, si más de veinte millones de conductores profesionales o particulares, nos constituyésemos en un partido político al que no les quedase más remedio que escuchar por narices?. Yo me apuntaría el primero y abogo porque empecemos a suscribirnos hoy mismo.

Yo creo que, cuando nos prometen la Luna a cambio de un voto, nos están tratando como a una masa de idiotas, sólo útiles mientras los alzamos hasta la poltrona a cambio de un plato de lentejas. Muchas veces me pregunto, ¿cuántos de estos vendedores de feria serían capaces de someterse a una ordalía y superar el fuego de la hoguera, para saber cuando mienten?.

Paco Costas