Se cumple el sueño de un modesto chiquillo español que, desde el karting y con la decidida ayuda de su padre, soñó que un día estaría al volante de un Ferrari de Fórmula 1.

Peo no sólo se hace realidad algo que parecía hasta hace pocos años inalcanzable, sino que, para todo aficionado español a este bello deporte del automovilismo, su paso a la escudería italiana también se convierte en un

sueño.

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El camino recorrido desde aquel día en el que Alonso demostró su enorme talento en Spa- Francorcham, hasta su paso por Minardi; Renault y Maclaren, dos mundiales y un palmarés asombroso contra viento y marea en los dos últimos años, el español se encuentra en estos momentos en la cima de su experiencia y es posible que sea éste el mejor momento para su consagración definitiva como grande entre los más grandes.

No resulta muy difícil aventurar que, si Ferrari pone en sus manos un monoplaza ganador, los títulos y victorias para el piloto y la escudería de Maranello volverán por la senda de la era Schumacher.

Sobre el papel, Massa, Button, Hamilton, Raikkonen, Vetel, Kubica, Rosberg, Barrichello, todos potenciales ganadores de grandes premios, serán, sin duda, rivales a batir, pero, hay algo que distingue al asturiano, sus pocos errores, su regularidad pasmosa y su progresión en el transcurso de cualquier carrera y con cualquier coche.

En los años por venir, en igualdad de coches, esta indudable superioridad de Alonso, la misma que demostró Schumacher durante su paso por Ferrari, se traducirá en resultados y en una deseada vuelta masiva de los aficionados españoles a la Fórmula 1.

Paco Costas