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Después de un comienzo accidentado, las espadas seguían en alto: Barrichello parecía inalcanzable y Button, después de una calificación mediocre el sábado, andaba perdido en puestos retrasados. Con los accidentes del principio de la carrera y la salida del Pace Car, cambia radicalmente la situación, mejora la posición de Button pero Barrichello parece imparable camino de la victoria; la única manera de pararlo y asegurar el título para el británico, es en la primera parada. De pronto, el Brown del brasileño que, hasta el momento parecía funcionar perfecto, empieza a perder terreno. Button, en ese momento, si no ocurría nada tenía el título en el bolsillo. Y así ha sido: “Britania rules de waves”. ¿Cómo Brown, el viejo zorro, superviviente de mil batallas, iba a darle al brasileño la oportunidad de aguarle la fiesta? ¿Cómo iba a consentir que Barrichello se llevase el codiciado número uno a su nuevo equipo? Para mí ha quedado bastante claro que el equipo ha estado jugando a dos paños y, ante la eventualidad de un tropiezo de Button en Brasil, la victoria más que posible de Barrichello – así pintaba antes de la fatal parada en boxes –, y quién sabe y si una segunda en Abu Dhabi, el “Good Save The Queen” final no estaba seguro.

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Así es la Fórmula 1 y así será por los siglos de los siglos. El último campeón del mundo Lewis Hamilton, será verdad o no, alcanzó el título el año pasado en Brasil de forma un tanto rocambolesca. Este año, con todo mérito, por supuesto, lo ha logrado el veterano Button que ya hizo sus deberes al principio de la temporada. Pero cada vez estoy más convencido de que como dijo Frank Williams una vez. “Los pilotos son como bombillas que se cambian, se encienden o se apagan cuando lo decide el Patrón: Bajar el rendimiento de un monoplaza desde los boxes es muy fácil, y tiene bastante coña que, cuando el brasileño le preguntaba a su box por qué su coche ya no iba, le contestaban que se debía al aumento de peso del combustible recién repostado.

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Gran victoria de Webber y penoso final de Alonso con un monoplaza que no se corresponde con su talento. Supongo que ya está deseando que termine el campeonato y se pase el invierno para alcanzar el sueño de su vida (y el nuestro). Que se vayan atando los machos tirios y troyanos, si el monoplaza hace honor a su historia.

Paco Costas