El rostro del piloto asturiano, en sus declaraciones a la Sexta finalizado el GP de Corea, era el fiel reflejo de su estado de ánimo, cuando, casi finalizada la temporada, la impotencia le obliga a fijar sus esperanzas en el coche que Ferrari sea capaz de poner a su disposición para luchar por su tercer campeonato en el 2012.

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¡Cuánta frustración para el aficionado y para el piloto! cuando sabes de antemano que, salvo la lotería de la lluvia o cualquier otra circunstancia inesperada, son las únicas opciones que tiene sobre el papel para superar a cuatro monoplazas – los de siempre, con ligeras variaciones-, van a ocupar las cuatro primeras posiciones al final de la carrera.

Las únicas opciones posibles para la escasa renta que han logrado Alonso y Ferrari, se han debido a la tenacidad y al enorme talento que atesora el español.

Resulta penoso para el aficionado despertar de madrugada sabiendo que siempre serán un Red Bull o un Mclaren los que ocuparán el podio desde hace ya muchos meses.

Tengo tanta razón cuando critico la medianía de los ingenieros de Ferrari que, fue el propio Lucca de Montezemolo el que me dio la razón al ofrecer a Adrian Newey un cheque en blanco para que se encargase del desarrollo técnico del monoplaza italiano, oferta que, para desgracia de Alonso, fue rechazada.

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Y lo peor no es eso. Estoy tristemente convencido de que si las cosas no cambian 360 grados en el panorama del equipo del Caballino Rampante, Alonso seguirá la travesía del desierto un año más.

Mclaren ya se ha puesto las pilas y Toro Rosso no parece que esté dispuesto a dormirse. La pelota y el futuro del piloto español están en el tejado y mucho tienen que cambiar las cosas para que el asturiano aspire un segundo título que por su inmenso talento se merece.

Sigo indignado, y no me sirve de nada que, los admiradores la legendaria escudería, entre los que me cuento, esgriman el argumento de su gran historia. El pasado, pasado es. En la Fórmula 1, lo nuevo ayer es viejo hoy y las glorias del pasado no sirven para ganar carreras.

Paco Costas