A 130 km/h, un automóvil recorre aproximadamente 33 metros en un solo segundo: espacio y tiempo suficientes para chocar de frente con otro vehículo o salirnos de la carretera sin tiempo para frenar si quitamos la vista de la carretera.

Esta dramática realidad la estamos comprobando a diario. La imagen de dos coches totalmente destrozados en las noticias de la televisión, debían bastarnos por si mismas para reflexionar sobre el peligro al que nos sometemos, cuando la rutina y el exceso de confianza nos distraen realizando toda una clase de actos y movimientos mientras conducimos.

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Comprobar quién nos está llamando por el móvil; abrir la guantera en busca de cualquier cosa; modificar las informaciones del GPS; encender un pitillo; regular el ángulo de los retrovisores; modificar los reglajes del asiento; volver la cabeza durante un instante para mantener una conversación o para o reprimir a los niños que nos dan la lata desde el asiento trasero; buscar un restaurante o tratar de leer algún anuncio,o quedarnos contemplando la belleza de un paisaje, aunque sólo sea un instante, son algunas de las actitudes temerarias que todos cometemos alguna vez y, si alguien lo niega, miente.

Siempre podemos alardear de nuestro dominio de la situación en todo momento. Paco Costas exagera. Es posible, y yo mismo quizás caiga en ese exceso de confianza, pero si nos parásemos a pensar que, en ese segundo maldito en el que hemos quitado la mirada de la vía, se produce cuando otro vehículo avanza hacia el nuestro a la misma velocidad o parecida, basta una ligera variación de nuestra trayectoria para que la suma de las dos velocidades convierta el accidente en algo de lo que pocas personas salen con vida.

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En todo caso, lo frecuente, casi de forma exclusiva, es que éste tipo de accidentes se produzca en carreteras convencionales de un solo carril en ambos sentidos.

Llegado a éste hecho constatable, no me queda más remedio que denunciar por enésima vez la contumacia incomprensible de la DGT, que sigue empeñada en cargar la mano y castigar a los conductores que circulan por autovías y autopistas, en las que el tipo de accidente al que me he referido, raramente ocurre.

En cualquier caso, insisto: LAS DISTRACIONES SON CADA DÍA EN MAYOR MEDIDA, UNA DE LAS CAUSAS DE MUERTE MÁS FRECUENTES EN EL TRÁFICO.

Paco Costas