Hace algunos años, en la década de los ochenta, cuando Mclaren
arrasaba con Senna, Prost y los motores Honda, le hice una entrevista
al patrón Ron Dennis durante unos ensayos en el circuito Paul Ricart.

Entre otras cosas, le pregunté qué era necesario para cosechar tantos
éxitos- la escudería dominaba la F1 de forma casi absoluta-. Su
respuesta parece de perogrullo, pero conociéndo su filosofía sobre la
excelencia, algo que sostuvo desde que era un modesto mecánico, no me
sorprendió mucho.

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Mira, me dijo, «hace falta el mejor chasis, el mejor motor, los
mejores neumáticos y el mejor piloto»

Pero la historia, que no siempre se cumple con arreglo a la lógica en
temas de la F1, le está demostrando a Ron Dennis, que su afirmación de
entonces no sirve ahora en el caso de Ferrari, donde, ni el chasis, ni
los neumáticos ni los motores, están a la altura del mejor piloto y,
sin embargo, ahí está el asturiano, hijo de un modesto trabajador y de
una empleada encabezando el campeonato y brindando un espectáculo
inolvidable como el del domingo en Valencia.

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Para los millones de seguidores del Caballino Rampante, entre los que
me cuento desde que vi mi primer GP, la reflexión que hay que hacerse
es, dónde estaría Ferrari desde hace tres años si no hubiese tenido el
acierto de contratar al español. Yo creo que lo sé. Donde está Massa.

El brasileño no es ningún novato y es posible que este año la sombra
imponente de Alonso no le deje dormir, pero no hay que olvidar que se
trata de un bicampeón del mundo ganador de GP´S.

Resultaba verdaderamente conmovedor ver en el rostro de Alonso la
emoción y las lágrimas cuando apareció en el podio. Yo a punto estuve
también de dar rienda suelta a mis emociones al verle, pero, sobre
todo, lo más emocionante era ver las caras, escuchar los gritos y las
expresiones de los componentes de su equipo.

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Los integrantes de cualquier equipo de la F1, o se enamoran de su
piloto y lo idolatran, o pasan de él, hacen su trabajo y basta. En el
caso de Alonso, que no rechista ni critica los errores- el último el
sábado-del equipo técnico, ha conseguido la admiración incondicional
de todos y no me extrañaría que Lucca de Montezemolo le descubriese
algún ancestro en Cremona o en algún pueblo de los alrededores de la
Toscana.

La victoria del domingo de Alonso, no sé si ha sido la mejor de su
carrera, me da igual: lo que sí ha sido, es la más emotiva que le
recuerdo y por supuesto la más merecida. Increíble Alonso, y que
suerte la de Ferrari.

Paco Costas