Ni la Tysen, ni la Obregón, los hijos de Paquirri, la Pantoja, o la duquesa de Alba, con apariciones diarias en los medios de comunicación hasta el cansancio, logran superar la dedicación que, de la forma más machacona, tenemos que soportar a éste catedrático futbolero a todas las horas del día y de la noche.

Ni tampoco Ronaldo, con su ego y su zafiedad, logran desbancar al portugués de su cátedra.

¿Ha dormido bien Mourinho? ¿Ha comido, cenado y hecho sus deposiciones a plena satisfacción, antes de salir de casa? Resulta empalagoso y excesivo ver y escuchar a éste personaje al que, televisión, radio y prensa, dedican más horas que al propio presidente del Gobierno.

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¿Es que en España no tenemos otros comunicadores de mucha más enjundia de los que aprender e informarnos de cosas importantes, que éste lenguaraz al que, por otra parte, resulta difícil entender cuando habla?

Entre Mourinho, la prima de riesgo que, el común de los mortales no entiende, las huelgas, los sindicatos y los separatismos, la vida de los españoles se está convirtiendo en un mundo al revés.

Paco Costas