Españolito que vienes

al mundo, te guarde Dios.

Una de las dos Españas

ha de helarte el corazón.

Si el poeta pudiese ver la televisión, leer la prensa, o escuchar algunas de la tertulias, compuestas por los asimismo denominados “analistas políticos”, estoy seguro de que reescribiría la última frase: …”cualquiera de las dos Españas ha de helarte el corazón”.

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¡Qué vergüenza! ¡Qué triste espectáculo! Montescos y Capuletos arrojándose a la yugular del adversario político. “¡Yo he robado, pero tú has robado más!”. Y mientras que por delante de los ojos de los españoles va pasando la lista de los centenares millones que, sin ningún pudor, se han llevado unos y otros, un tercio de la población trabajadora española, arrastra los pies en la cola del paro, acude a los comedores de caridad, o rebusca algo que llevarse a la boca, en los contenedores de basura.

Españolito que tienes la desgracia de contemplar tanta vergüenza, cualquiera de las dos Españas, “tiene que estar helándote el corazón”.

Paco Costas