Con independencia de que correr con un formula 1 en el circuito urbano de Mónaco, es una temeridad para las prestaciones de los monoplazas actuales, y su trazado más idóneo para una carrera de karts que para un Gran Premio del campeonato actual, para Fernando Alonso, puede significar una nueva victoria el próximo fin de semana.

Lo ceñido de sus virajes, las fuerte frenadas y el hecho de que en todo el recorrido no hay más pendientes que la de Santa Devota al Casino, para un piloto tan preciso y regular como el español, la prueba es como un traje cortado a su medida; todo depende del lugar que ocupe en la parrilla, ya que, en Montecarlo, hacer una maniobra de las que acostumbra Alonso arrancando desde atrás, no sería tan posible.

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Niki Lauda hizo en su tiempo un comentario que, en mi opinión, define el gran premio monegasco de forma muy certera. “Correr en Mónaco con un Fórmula 1, es una locura”.

Bien es cierto que las medias de velocidad son muy bajas y los riegos se han minimizado con relación a los primeros años cincuenta.

¿Por qué sigue esta carrera en el calendario un año tras otro?: la respuesta es bien sencilla; ningún otro gran premio ha tenido jamás su “glamour” ni ha concitado mayores reclamos publicitarios que esta prueba, a la que acuden personalidades y famosos de todo el mundo.

Sus yates fondeados a pocos metros de la pista, sus fiestas hasta el amanecer, la presencia de estrellas del cine y la televisión, deportistas de élite, y la gala final en el Sporting Club, no tienen parangón en todo el mundo. Si alguien se atreviese a decirle a Ecclestone, o a los patrocinadores, que tenían que suprimir Mónaco del calendario, sería inmediatamente condenado al Infierno.

¡Suerte, Fernando!

Paco Costas