Sábado y domingo, los tertulianos descansan y nos dan un respiro.

Hay tertulias y tertulias; algunas más interesantes que otras, pero lo cierto es que, la mayoría parecen patios de vecindad en los que el moderador no quiere o sabe poner orden, y los invitados rivalizan en demostrar quien grita más y es capaz de hacer enmudecer con sus gritos al oponente.

De forma invariable, el elenco se repite, y muchos de los habituales parece que disfrutan del don de la ubicuidad. Como además su tendencia política está diáfanamente definida en las materias a debate, cuando son presentados y aparecen sus rostros, ya puedes suponer quién es la mosca cojonera habitual, en don “pacontraria”, el tú más, el Keynes en economía, o el pedante qué opina de todo aquello de lo que, evidentemente, no tiene ni idea.

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Da igual: seguridad vial, la instrucción que se supone secreta en manos del juez instructor en casos de asesinato o de corrupción- menos mal que no dependen de ellos las sentencias-, geofísica, lo que piensa Obama, las maldades de la Merkel……

Se nos puede argumentar que el que está delante del televisor puede cambiar de programa, pero hay veces que zapineando aparecen las instructivas tertulias, desayuno, comida, merienda y cena, en casi todas las televisiones. Pero siempre nos queda la Segunda de TVE, donde sus responsables se dedican a entretener y a mostrarnos imágenes del mundo y de la historia que no conocemos, algo a lo que, cada vez más, los españoles deberíamos dedicarle más tiempo.

Paco Costas