Tuve el honor de hacer periodismo a las órdenes de Pedro J. Ramírez, en Diario 16. Eran los primeros años de la década de los ochenta, y cuando ahora se produce su cese, cuyos motivos quizá se conozcan algún día, me vienen a la memoria recuerdos de mi paso por aquel gran periódico y la forma en que Pedro, en más de una ocasión, trataba de corregirme cuando, en mis crónicas y seguimiento de la Fórmula 1, cometía auténticas barbaridades de sintaxis, estilo, e incluso, de flagrante ortografía. Gracias a que, los correctores, quizás tuvieron más en cuenta mis conocimientos sobre la materia, que sobre el periodismo.

image

Este fragmento de mis memorias, Una Vida Sobre Ruedas, refleja mi opinión sobre el gran periodista.

…“Pero no debo dejar pasar por encima ese tiempo (me refiero a mi estancia en Diario 16), sin hacer un comentario sobre Pedro Jota Ramírez, por entonces director del periódico.

Una persona tan controvertida como él, siempre en el centro del volcán, forzosamente tiene amigos y enemigos; pero yo no puedo entrar en ese delicado terreno y, desde luego, no figuro para nada entre los últimos; lo único que puedo decir es que se trata de un gran periodista, cuyo inevitable ego, no le impide dejar patente en cada uno de sus escritos , su gran formación humanística , su conocimiento de la Historia, y, por qué no decirlo, su valentía para enfrentarse a los poderosos. Y fueron éstos los que le echaron de Diario 16 presionados por los poderes fácticos que no toleraron sus críticas. Cuando nació el diario El Mundo, confieso que me quedé muy frustrado por no poder formar parte de él, pero creo que, en aquella ocasión, una vez más a los largo de mi profesión, tropecé con algún quintacolumnista que seguramente creyó que no le iba a resultar cómoda mi presencia. Pero “pelillos a la mar”: la vida continuó imparable su curso… y guardo un imborrable recuerdo de aquel gran periódico y de su director”

(Una Vida Sobre Ruedas. Amazon 1913)

Paco Costas