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Fue en 1959, se rodaba Salomón y la reina de Saba en Valdespalteras, en Zaragoza. Yo estaba al lado del responsable de los centenares de caballos que tomaban parte en la película, un auténtico Cowboy americano, cuando, desde el montículo en el que nos encontrábamos, vimos como un jinete español que tomaba parte en el rodaje, venía hacia nosotros atravesando la gran llanura a galope tendido. Keny, al que yo servía como intérprete, viendo el esfuerzo al que estaba siendo sometido el caballo sin necesidad, hizo un cometario que nunca he olvidado: “ese hijo de puta no sabe que los caballos tiene un sistema nervioso como el nuestro y sufren el dolor y la fatiga igual que nosotros”

Lo sucedido me viene a la memoria cuando leo en la prensa que una valiente juez, María Jesús Santos Barciela, ha enviado a prisión al bestia que mató a su caballo a palos porque había perdido una carrera.

Ya era hora de que el maltrato en España, en donde muchas veces se abandona o se mata brutalmente a indefensos animales, reciba justo castigo.

A veces me pregunto si esta clase de individuos, llegado el momento, no harían lo mismo con un ser humano.

Paco Costas