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En estos días el rey está recibiendo a los representantes de todos los partidos con motivo de la elección del candidato a presidente de un nuevo gobierno.

La escena que nos muestran las televisiones es siempre la misma: el visitante espera, se anuncia la presencia del monarca y éste aparece impecablemente vestido, sonriente y con la mano extendida.

Lo normal, por lo que representa, es que en su presencia el visitante acuda correctamente vestido, pero no siempre es así.

Algunos, no solamente acuden inadecuadamente vestidos para la ocasión, sino que hoy, uno de ellos, se ha permitido la falta de educación de estrechar la mano del rey con una mano en el bolsillo.

Si de lo que se trata es de dejar bien patente su rechazo a la monarquía, a lo que tienen perfecto derecho, lo mejor es que no vayan.

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Las faltas de cortesía denuncian siempre la poca educación del que las comete. Los líderes sindicalistas, representantes de la clase obrera, jamás han acudido a la Zarzuela de forma tan impresentable. Pero ya se sabe: “no ofende quien quiere, sino quién puede”

Paco Costas