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En tiempos de la dictadura, tuve un amigo homosexual. Un día la “Policía de lo Social” le llevó a los calabozos de la brigada en el palacio de la Puerta del Sol, le dieron una tremenda paliza, le pelaron al cero y los soltaron con una buena dosis de aceite de ricino en el estómago.

El comisario, un auténtico matón, le dijo al soltarle: “vete de aquí maricón, y como vuelva a pillarte otra vez, no vas a salir vivo”

Cuando ahora escucho y leo ciertas propuestas para un gobierno de regeneración que incluya una “Policía Social” me acuerdo de aquel triste episodio y, aunque todavía no espero cambiar mis preferencias sexuales, me palpo las ropas y me echo a temblar ante la amenaza de una repetición de aquellos tiempos siniestros.

Paco Costas