A pocos días de finalizar su mandato, Estados Unidos y el mundo se despiden, en mi opinión, de un gran presidente.

Barack Obama y su esposa Michelle, han dado una auténtica lección de humanidad, naturalidad y ausencia de afectación y complejos.

Ni el color de su piel ni el origen tribal de sus ancestros, impidieron que los ciudadanos de ese gran país le nombrasen presidente y él ha demostrado durante su mandato ser digno representante  de quienes le votaron.

Despide su presidencia con número de desempleados mínimo que habla de su acertada gestión, lástima que su intento de dotar a sus conciudadanos de una asistencia sanitaria que nunca han tenido, no haya logrado el éxito que él hubiese deseado, pero el sistema político de aquel gobierno, ha frenado una y otra vez  sus propuestas.

Creo que, en contra de su voluntad, se ha visto obligado a mantener guerras que otros ya habían empezado sin justificación y con propósitos espurios

Hemos visto las lágrimas del presidente del país más poderoso del planeta abrazando y consolando a las familias que perdían a sus seres queridos asesinados por paranoicos y terroristas.

Creo que si los fuertes poderes de los que mandan detrás del proscenio no le hubieran obligado a sortear obstáculos insalvables, su defensa de los más débiles, habría sido coronada con otros resultados que ahora se quedan inéditos.

A pesar de todo, el presidente Barack Obama figurará ya para siempre como uno de los grandes presidentes de los Estados Unidos.