Conozco a Ángel desde que los dos éramos mucho más jóvenes. De eso hace ya mucho tiempo.

Ángel es un orgullo y un lujo del deporte español. Fue campeón del mundo en trece ocasiones cuando en los circuitos había peligrosos bordillos y el piloto nunca sabía si volvería ese día a casa.

Críticos de mala fe le han acusado de haber logrado sus éxitos con motos de poca cilindrada. Sin duda no saben de lo que hablan; a doscientos kilómetros por hora si te estrellas contra un muro lo de menos es si te pasa en bicicleta, o con patines de ruedas.

Las escapatorias y medidas de seguridad que disfrutan nuestros pilotos en moto GP, ni siquiera se soñaban en aquellos años.

Participar en la carrera de la isla de Man o en el  improvisado circuito del parque del Retiro en Madrid, requería mucho valor.

Para que podamos presumir de tener los mejores pilotos de GP, tuvo que haber primero un Ángel Nieto

Ahora, tristemente, Ángel se debate entre la vida y la muerte en un hospital de Ibiza. Ojala consiga esta vez su décimo cuarto mundial.

Si yo fuese miembro del jurado que otorga el Príncipe de Asturias viviría avergonzado por no habérselo concedido a este gran deportista español.

Pero España siempre será diferente.

En Francia, el alcalde de París mandó colocar un enorme letrero luminoso en el Arco del Triunfo en el que simbólicamente todo el país daba las gracias a Zidane por haber contribuido a alcanzar el campeonato del mundo en 1998.