Al margen de la distancia sideral que les separa con el balón en los pies, lo que le pasó ayer al Madrid, además de las ocasiones que falló el portugués, lo que más les separa es la humildad del argentino y la prepotencia y los desplantes del portugués que, en todo momento se muestra como un nuevo rico.

La lección de pundonor y de clase que demostró Messi después de la levosa forma de golpearle deliberadamente Marcelo, contrasta, primero: con la forma que tiene el argentino de luchar y repartir juego y, después. Con el balón pegado a los pies, lanzar un disparo seco desde cualquier postura.

Hace ya mucho tiempo que Ronaldo no regatea a un contrario y, a pesar de que todo el equipo juega para él, su juego, en mi opinión, no guarda relación con su fama por muchos goles que contabilice.

Aunque por lo que aquí escribo parezca la opinión de un “culé”, soy madridista desde que, de niño, el Madrid de mi infancia se reunía en Casa Cirilo en la calle general Pardiñas de Madrid.

A Dios lo que es de Dios, y al cesar lo que es del Cesar.

PD: Ya sé la que me va a caer.