Para llegar:

Edad entre los veinte y los 25 años (Algunos desde los 18 y en caso del holandés Verstapen a los 17). Con un buen palmarés en categorías inferiores, normalmente aportando una fuerte suma de dinero y de patrocinadores.

La mayoría con estudios básicos, pero el inglés fluido es imprescindible. Con muy pocas excepciones (Fernando Alonso) de familias adineradas o de padres expilotos.

Con una preparación física comparable a la de cualquier deportista de élite.

Capacidad deductiva analítica, rápidos reflejos y fácil adaptación a la tecnología y e interpretación de los instrumentos de los monoplazas modernos.

Un ejemplo de lo que es absolutamente necesario psicológica y físicamente, es lo que se le está exigiendo a Fernando Alonso que va a participar en las 500 Millas de Indianápolis por primera vez con un coche y en un circuito, absolutamente desconocidos.

Para poder darnos cuenta de lo que esta prueba significa en esas circunstancias, el español tendrá que mantenerse al límite de concentración y resistencia física durante 800 kilómetros a velocidades superiores a los 350 kilómetros por hora mientras su cuerpo, en cada una de las cuatro curvas del trazado, sufre unas aceleraciones y deceleraciones brutales cuyas fuerzas “G” (aceleración de la gravedad) el piloto resiste en los límites de lo que su cerebro es capaz de tolerar.

Y por si faltara algo más para sumarlo al mérito enorme de Alonso al aceptar este desafío, durante carrera estará en todo momento rodeado de otros pilotos que, lógicamente, lucharán por el triunfo sin contemplaciones y en las mismas condiciones.