Recuerde el alma dormida

avive el seso e despierte

contemplando como se pasa la vida,

como se viene la muerte

tan callando…

(Jorge Manrique)

Cuando sé del accidente y muerte de Ángel Nieto, inevitablemente la asocio a la de otro gran campeón, Ayrton Senna, porque ambas me producen la misma tristeza, pero con una gran diferencia, Senna murió haciendo lo que era su gran pasión y Ángel víctima de un estúpido accidente.

Ambos nos han dejado numerosos ejemplos de valentía, talento y espíritu de lucha, pero ironías del destino, Ángel que dedicó una buena parte de su vida a dar consejos sobre la seguridad de los amantes de la moto, estoy seguro que hoy estaría entre nosotros si, por una vez, hubiese seguido aquello por lo que tanto luchó a lo largo de su vida. La enorme importancia del casco.

No puedo juzgar porque no lo vi, pero el casco que llevaba no era el adecuado y si salió despedido es porque probablemente no lo llevaba bien sujeto.

A veces los que aconsejamos, en un exceso de confianza nos olvidamos de lo que predicamos.

Total, si voy al lado de casa a por el pan y el periódico, sería mala suerte que me pasara algo”

“A sólo un par de kilómetros del pueblo de al lado, para qué me voy a poner el cinturón, con sujetar bien a los niños en los brazos de su madre es suficiente”

El accidente, la muerte, como escribió Jorge Manrique hace quinientos años, se viene callando y sin avisar y esta vez ha sorprendido a quien todavía le quedaban años para disfrutar de lo bien ganado y merecido.

Ahora veremos cómo se rasgan las vestiduras y derraman lágrimas de cocodrilo aquellos que en vida le regatearon los honores que merecía.

Querido Ángel, soy de los convencidos de que los millones de seres que mueren todos los días, sólo dejan un puñado de cenizas y no van a ninguna otra parte, peros los artistas, los grandes pensadores, los grandes científicos  y los grandes deportistas, dejan un recuerdo que vive eternamente.