Muchas veces me he preguntado por qué en todos los países anglófogos se conduce por la izquierda. Al parecer hay varias versiones, dos de ellas parecen bastante plausibles. En el siglo XIX, en Inglaterra, durante los paseos a lo que son tan aficionados los ingleses, la plebe caminaba por la derecha y las clases privilegiadas a caballo o en carruajes, por la izquierda.

Existe otra versión que parece más lógica. Los cocheros llevaban las riendas en la mano izquierda y, el látigo en la derecha. Si circulaban por la derecha la proximidad de peatones impedía utilizar el látigo con lo que circular por la izquierda se impuso desde entonces.

En Francia todavía durante la Revolución se circulaba por la izquierda, hasta que Napoleón impuso, y así quedó establecido desde entonces, circular por la derecha en el resto de Europa.

El único país que permaneció circulando por la izquierda hasta 1967 fue Suecia cuando todos los países nórdicos de su entorno lo hacían por la derecha. Recuerdo el día D en el que, después de intensas campañas, fueron avisados los conductores. A una hora determinada, el día siete de septiembre, con un plazo de dos horas, se paró el tráfico y los vehículos cambiaron de un lado al otro de las vías.

Durante un tiempo no se permitió circular a más de diez kilómetros por hora y la disciplina y el orden con que se efectuó el cambio fueron la admiración de toda la prensa mundial.

Cuando terminó la guerra civil española, muchos vehículos todavía tenían el volante a la derecha. Yo conduje en la década de los cincuenta una camioneta FIAT (creo que era un modelo 500) que además de tener el volante a la derecha, llevaba el acelerador entre el freno y el embrague y el freno de mano por fuera de la carrocería, en el estribo, y con una larga palanca que terminaba en una bola.

Tenías que estar muy atento para adelantar; o te separabas mucho o te la jugabas asomando el morro; menos mal que el tráfico era casi inexistente.

En los setenta salí de Madrid con mi familia en un SEAT 124 y visité Inglaterra y Escocia cargado hasta los ejes. Hasta que me acostumbré, encontrarme de repente con otro vehículo que venía hacia mí medio más de un susto de muerte. Después en muchos países me he visto obligado a repetir la experiencia porque la circulación en Australia o Suráfrica, por ejemplo, se sigue conduciendo a la inglesa.

Si para conducir por la derecha debes mantener la concentración, para hacerlo por la izquierda con el volante a la derecha acaba por darte dolor de cabeza. Abordar las rotondas por la izquierda (Round Abouts) produce un cosquilleo poco tranquilizador y, en las calles, por mucho que te pongan en el suelo “Look Rigth” (mire a su derecha) puedes morir atropellado al menor descuido.

Menos mal que el 75% de los países se circula por la derecha.