LA FIEBRE DEL MÓVIL

Estoy esperando en la consulta del médico con otras ocho o diez personas de diferente edades; miro a mi alrededor y observo que, prácticamente todos, consultan sus teléfonos móviles. Los más jóvenes parecen escribir algo. Uno de ellos lo hace con los dedos de las dos manos a una velocidad increíble. Tono el autobús, y se repite la escena protagonizada por un grupo más numeroso. Voy al restaurante al que acudo con frecuencia, y un también allí, la mayoría de los comensales comen con el móvil sobre la mesa al que dedican periódicamente miradas mientras comen, y me pregunto. ¿Les quedará tiempo para leer?

 

UNA MODA INEXPLICABLE

Desde hace algún tiempo, muchos jóvenes han cogido la costumbre de caminar con las manos en el bolsillo del vaquero y continúan moviéndose de esa forma, en el trasporte, en grupos, o entrando en cualquier local en que están obligados a moverse entre apreturas del público. Cuando los observo, me entran ganas de reír maginando a un tercio de la Legión desfilando al paso que van, con las manos en los bolsillos.

 

SIGUE SIENDO UN ABUSO

A pesar de mis muchos años, sigo viajando y haciendo muchos kilómetros. Cada vez que tengo que repostar, cuando recuerdo el precio que están pagando por el barril de crudo las petroleras, les dedico   comentarios mentales que aquí no debo mencionar.

 

UNA ALARMA DESPROPORCIONADA

“Algunos productos cárnicos puede provocar cáncer”. Así se nos hace saber después de un análisis de expertos en la materia. No puedo imaginar la conmoción económica que esta alarma puede producir en esta industria en España, o en un país como Argentina. Yo, aunque no en mucha cantidad, seguiré comiendo carne digan los que digan.

 

LO TENGO ESCRITO EN MI BLOG

Volkswagen sobrevivirá. La industria alemana y el poder que su gobierno ejerce sobre las decisiones de la Unión Europea, ha surtido ya su efecto, y los jerarcas europeos ya han rebajado los niveles de contaminación a los motores que fabrica la marca. Es que Alemania es mucha Alemania.