A lo largo de los años hemos ido probando casi todas las variantes del Ford Fiesta actual, desde versiones ecoboost con el 1.0 a la versión más potente y radical ST200 objeto de esta prueba.

En la actualidad el Ford Fiesta se vende con dos versiones ST, la ya conocida y de menor precio de 182cv extraídos del 1.6 Turbo ecoboost. Mismo motor para la versión ST200 con cambios en la gestión electrónica que permiten ganar 18cv extras hasta los 200cv.

Pero no solo existe en el ST200 el aumento de potencia, hay modificaciones en las suspensiones. El eje de torsión es un 27% más rígido que en el ST normal. Los amortiguadores han sido revisados para mejorar la absorción de impactos.

En el eje delantero la barra estabilizadora pasa de tener 19 mm de grosor a 21.

La impresión que nos ha dado a la hora de conducirlo y, de compararlo con su hermano de 182cv es que es más rápido en reacciones, también más sensible y nervioso.

Su paso por curva es muy alto, a pesar de contar con una suspensión más dura, ésta no es seca y no tiende al rebote en pleno apoyo. Tiene la suficiente capacidad de absorción.

Es un vehículo no muy exigente con el conductor pero si, dependiendo de la conducción, será más o menos efectivo. Nos ha mostrado en una conducción decidida como es más incisivo en las curvas y, más sensible al uso del acelerador/volante. Con el simple hecho de soltar el acelerador con brusquedad en plena curva cerrada se puede conseguir y sentir que las ruedas del eje trasero redondean la curva. Es un coche divertido de conducir con un motor muy voluntarioso.

Siendo turbo no presenta un notable retardo entre que pisamos con exigencia el acelerador y la potencia llega a las ruedas. Más bien es un corto periodo de espera. El sonido proveniente del motor esta canalizado al interior del habitáculo mediante un dispositivo con el fin de aumentar las sensaciones deportivas. Dicho conducto está directamente conectado con la admisión y, la verdad, consigue un bonito y natural sonido.

En otros vehículos se usa el sistema de altavoces para proporcionar un sonido más deportivo en el habitáculo. Sin duda el sistema usado en el Fiesta ST200 es mucho mejor. Un sonido más natural.

Externamente el Fiesta ST200 no presenta diferencias más allá de la insignia trasera, el color gris tormenta como el de la unidad probada y unas llantas de diferente diseño que nos hace saber que estamos ante una versión de 200cv. Por lo demás, es exactamente igual que la versión de 182cv.

Tanto los paragolpes, alerón como las llantas son exclusivas de las versiones ST. Ford no las monta en ninguna otra versión. Ni en las ST-Line, a pesar de que se parecen bastante son diferentes.

En el interior, bien equipado y con unos magníficos asientos firmados por la marca Recaro que no solo son bonitos visualmente, si no que recogen el cuerpo de manera ejemplar.

Muy ceñidos en la parte de la cintura con unos pétalos prominentes, eso sí, son asientos para gente no muy gruesa. Cuentan con múltiples reglajes y con un mullido bastante confortable que invita a pasar horas sentado.

Visibilidad
El Fiesta ST no presenta deficiencias de visibilidad. Ahora está de moda hacer los vehículos lo más aerodinámicos posibles, esto penaliza la buena visión del conductor, ya que los pilares A son de mayor tamaño. Y, en ocasiones, incorporan una pequeña luna entre medias del mismo.

Esta luna no tiene ninguna utilidad una vez vamos conduciendo. El Fiesta la tiene y no molesta pero tampoco aventaja nada a no tenerla, es simplemente estética.

El alerón trasero del acabado ST es exagerado en dimensiones, recuerda a los de la época dorada de Ford. Por suerte no resta visibilidad a la luna trasera. Solo se deja ver un poco del mismo, algo de agradecer, ya que dota de un buen aspecto al Fiesta.

La iluminación corre a cuenta de unos proyectores de lente elipsoidal con bombillas halógenas. Estos faros no proporcionan demasiada cantidad de luz, pero si nos dan mucha distancia y altura.

Veremos si en un futuro Ford decide introducir como extra LED en el sieguiente ST.

Dispone de luces diurnas mediante ledes.